Bao Zheng: símbolo de justicia y equidad

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Bao Zheng (999 ─ 1062 a. C) fue un oficial y un juez muy conocido en la dinastía Song del Norte. Durante su servicio luchó enérgicamente contra la corrupción, resolvió muchos casos complicados, castigó a los gobernantes corruptos, familiares abusivos de los funcionarios de alto rango y hombres de negocios astutos.

Bao Zheng, símbolo de justicia y equidad

Ganó amplio respeto y popularidad entre la gente de las regiones en que servía. Su rectitud, desinterés y juicio imparcial le valieron el apodo, "El juez Bao, el cielo azul". (Juez Bao, Qingtian)

Bao Zheng estudió duro desde joven y aprobó el examen de servicio civil imperial a la edad de 29 años. Pronto le ofrecieron un trabajo en el gobierno como jefe de un condado. Sin embargo, como sus ancianos padres se encontraban en mal estado de salud en ese momento, Bao Zheng decidió poner en primer lugar la piedad filial. Por lo tanto, renunció y regresó a su casa para asistir a sus padres durante casi una década hasta que ambos fallecieron.

Bao Zheng regresó al gobierno y sirvió como funcionario local a la edad de 40 años. Como era honesto y sensato, pronto fue promovido a magistrado de la capital de Kaifeng, el lugar más difícil de administrar, debido a que muchos aristócratas y familias poderosas vivían allí.

Sólo le tomó poco más de un año convertirlo en un lugar ordenado, mediante la implementación de una serie de reformas administrativas. Por ejemplo, convencionalmente el demandante necesitaba preparar la reclamación por escrito y pasarla a la corte a través de los funcionarios dependientes. De esa forma, las familias poderosas podían sobornar a los empleados para que dejaran o bloquearan una demanda.

Bao Zheng decidió permitir que las personas se quejaran vía oral, sin tener que completar el papeleo. Por lo tanto, las personas con poca educación podían evitar la injusticia ejercida por los funcionarios a través de la inflexión de los hechos en el papeleo. Este nuevo enfoque mejoró en gran medida el orden público de la capital, ya que cualquier queja seria, no importaba a quién involucrase sería manejada por el juez Bao con la mayor equidad e imparcialidad, por lo que también se le llamó el "Juez cara de hierro".

Una vez, Kaifeng fue inundada, y la investigación de Bao Zheng determinó que la causa eran los jardines y pabellones construidos ilegalmente sobre el río por familias poderosas, bloqueando así el flujo del agua. Bao Zheng les ordenó demolerlos en un determinado plazo.

Uno de ellos ignoró la orden y presentó un título de propiedad de la tierra con una queja, alegando que era dueño de la tierra. Bao Zheng personalmente revisó exhaustivamente el título de propiedad y encontró una falla que indicaba que había una multa. A pesar de la protesta de la poderosa familia, inmediatamente hizo demoler el jardín y reportó el asunto al emperador. La inundación se retiró pronto.

Bao Zheng era disciplinado, recto e imparcial con todos. Uno de sus tíos quebrantó la ley y fue demandado por la víctima ante el tribunal local. Bao Zheng convocó a la corte a este tío desdeñoso y como castigo fue golpeado 100 veces con una vara.

Bao Zheng fue muy estricto con su familia e hijos. A pesar de su alto cargo, vivió una vida simple y bajo su influencia, sus descendientes también fueron cuidadosos con el gasto. Por lo general llevaba ropa sencilla, excepto cuando visitaba a los amigos y asistía a las fiestas.

En su vejez, Bao Zheng estableció una regla familiar: "Entre mis descendientes que sirven al gobierno, si violan la ley o son corruptos, no podrán volver a quedarse en nuestra ciudad natal, ni ser enterrados en el cementerio de la familia después de la muerte Los que no obedezcan estas palabras serán repudiados automáticamente por mí. Más tarde, después de su muerte, varios de sus hijos pasaron el examen de la corte imperial y se convirtieron en funcionarios. Todos aprendieron las virtudes de Bao Zheng y fueron elogiados por la gente como funcionarios rectos.

Debido a su postura intransigente contra la injusticia, Bao Zheng se convirtió, después de su muerte, en el símbolo cultural de la justicia y la equidad del Lejano Oriente. Como personaje popular en varias formas de artes escénicas, fue retratado a menudo con rostro negro, una luz en forma de media luna creciente en la frente y un par de artistas marciales destacados a su servicio.

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