Las atrocidades que sufrí en la prisión de mujeres de Liaoning

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Me llamo Zhang Shuxia y tengo 70 años de edad.

El 20 de julio de 1999, el régimen comunista chino lanzó la persecución a Falun Gong. Me detuvieron y condenaron varias veces; me mantuvieron recluida en el centro de detención de Heishan, en el de Shenyang y en la cárcel para mujeres de Liaoning.

El 15 de marzo de 2005, me arrestaron y me condenaron a cinco años de prisión. Me enviaron a la cárcel para mujeres de Liaoning.

1. Lavado de cerebro
Había más de 3.500 reclusas en la prisión de mujeres de Liaoning. Había un promedio de una practicante por cada 10 reclusas. A cada practicante le asignaban dos reclusas para que la vigilen las 24 horas del día. Entre siete y ocho personas me forzaron a ponerme el uniforme de la prisión: me desnudaron y me quitaron mi ropa interior, por lo que no me quedó más que ponerme el uniforme.

Lo primero que hicieron fue tratar de lavarme el cerebro. Me obligaron a ver vídeos sobre la escena montada de la auto-inmolación en la plaza de Tiananmen y programas que difamaban a Falun Gong. Me encerraban en el vestuario de los guardias de 06:30 a.m. a 9 p.m. Cada día, después de que las reclusas terminaban de trabajar, me encerraban en una de las salas de almacenamiento de las reclusas. No me permitían ir a dormir hasta la medianoche. Cada vez que veía un grupo grande de gente les gritaba: "¡Falun Dafa es bueno!", razón por la que me amordazaron y abofetearon. Cuando por la noche hacía los ejercicios, me esposaban a las barandillas de la cama y no me dejaban dormir.

Su intento de "reformarme" duró 77 días, pero sin éxito alguno. Los guardias me entregaron al equipo número dos y dispusieron a dos nuevas prisioneras, una de ellas Wang Chunjiao y la otra Miao Shuxia, las dos más despiadadas. A partir del día 78, ellas me ordenaron a leer en voz alta el reglamento penitenciario, si me negaba me golpeaban.

2. Agujas en los dedos de mis pies
Una noche, alrededor de las 10 p.m., Wang Chunjiao y Miao Shuxia me dijeron: "Esta noche, depende de nosotras si vives o mueres. Para nosotras matarte sería como pisar a una hormiga. Si no nos obedeces, tendrás días muy difíciles".

Wang Chunjiao le pidió a Tian Sumei que le trajera dos cuerdas y me llevaron a una bodega. Wang Chunjiao me ató juntando mis hombros a los tobillos, los pies atados a la parte inferior de una repisa y el cuello a la parte superior de la misma.

Luego cogieron agujas de coser y las introdujeron por debajo de las uñas de mis pies y manos, me dolió terriblemente. Sacudían las agujas al clavarlas, hicieron esto repetidamente durante dos horas. Posteriormente, lo repitieron cada vez que yo no las obedecía.

Sucedió justo después del año nuevo chino. Miao Shuxia dijo: "Pongámosle alfileres en la cabeza ya que nadie lo verá". Empezaron a hacerlo y pude sentir como la sangre me goteaba por el cuello y la ropa. Mi cabello estaba completamente mojado. Utilizaron papel higiénico para presionar en la cabeza por un rato y así se detuvo la hemorragia. Al tocarme la cabeza sentí un bulto duro. Había oído decir que la practicante Liu Li, de Zhuanghe, Dalian, había muerto a consecuencia de la introducción de agujas en sus uñas por Wang Chunjiao. Continuaron clavándome las agujas en las uñas durante un mes. En otro momento, me pusieron una bufanda alrededor del cuello y me arrastraron por el suelo, perdiendo al rato la conciencia.

3. Torturada con agua picante de ají rojo
Estas dos personas trajeron un cubo con agua hervida con pequeños ajíes rojos adentro a lo que agregaron un poco de sal. Alrededor de las 10 p.m. cuando todas las internas se fueron a dormir, me introdujeron en la boca el agua picante de ají. Durante mi infancia, las personas mayores contaban que cuando los japoneses invadieron el nordeste, introdujeron a la gente agua con ají, se desangraron y murieron. Cerré la boca con fuerza pero me dieron puñetazos, patadas y me tiraron al suelo. Una de ellas presionó con su pie el lado izquierdo de mi cara contra el suelo obligándome a abrir la boca, en cuyo momento la otra me introdujo el agua picante de ají. Luché, por eso a pesar de que ellas continuaron no pudieron echar mucho de esa agua en mi boca.

A Wang Chunjiao se le ocurrió una manera malvada de lavar mis caderas con el agua picante, para luego obligarme a beber 20 cucharadas de esa misma agua con la que lavaron mis caderas. También pusieron la cáscara de los ajíes picantes dentro de mi vagina. A continuación, vertieron un cubo de agua fría desde mi cuello hacia abajo. Me hicieron llevar zapatillas y permanecer por un largo tiempo sin moverme sobre una baldosa de 30x30 cm. Abrieron la ventana orientada al norte y la puerta que estaba al sur para que el viento del norte soplara hacia mí. Después de que se cansaron se fueron a la cama y pusieron a una presa de apellido Li para que me vigilara hasta las 5 de la mañana, hora en la que las otras reclusas se levantaron.

Todos los días, me mojaban la ropa de invierno justo antes o después de que las otras presas terminaran su trabajo. Estando mojada, me obligaron a permanecer en la bodega durante toda la noche dejando la puerta y la ventana abierta para que me congelara. Al quinto día alrededor de las 10 p.m., justo antes de que las reclusas se fueran a dormir, salí corriendo de la bodega y grité pidiendo ayuda. Me agarraron y me encerraron nuevamente bajo llave. Me golpearon y me rompieron las costillas.

Los guardias vinieron a trabajar y me llevaron al hospital para tomar radiografías, lo que confirmó que una gran área del cartílago estaba lesionada. La líder de celda de la prisión trajo un soporte que me pusieron alrededor de la cintura y de las costillas para que así yo pudiera acostarme. Dos semanas más tarde, se llevaron el soporte y me obligaron a permanecer quieta en la celda durante el día y dormir solo por la noche. Quince días más tarde, Wang Chunjiao de repente me agarró del cabello y lanzó mi cabeza contra la pared, entonces me desmayé. Eso me produjo una conmoción cerebral leve.

4. Abuso despiadado
Ellas me pincharon, retorcieron y tiraron de mis pechos y pezones; me pellizcaron los muslos y me dieron de patadas en las caderas. La piel de los pezones se desprendió, saliendo un liquido de ellos que se pegó a la blusa. Grité pidiendo ayuda. Las dos malvadas reclusas me cerraron la boca con cinta adhesiva y me ataron las manos a la espalda con la cinta. Cerraron las cortinas y me pellizcaron los muslos internos, lo que causó que mi piel se pusiera negra y púrpura. Me patearon y magullaron el ano y la vagina lo que me dificulta ir al baño. Cuando iba al baño, me dolían las costillas. Me golpearon en la cara con tanta frecuencia que ésta se desfiguró.

5. 41 días de pie
Una vez tuve que estar quieta durante 41 días seguidos. No me permitieron ir a la cama. Estando de pie, no me permitían apoyarme en nada ni moverme ni lavarme o lavar la ropa. Tenía solo 10 minutos para comer, pero a veces apenas cogía mi plato y antes de comenzar a comer ellas me decían que el tiempo había acabado y le daban una patada a mi comida. No me permitían usar el baño por períodos de tiempo que iban de tres a cinco días. El tiempo más largo fue de 13 días.

6. Humillación y tortura mental
Esas dos malvadas reclusas hicieron todo lo posible para ofender a mi dignidad: usaban un marcador para escribir en mi cara, colgaban de mi cuello un cartel con el dibujo de la escena de un crimen, etc. Me obligaban a estar quieta con los pies descalzos y mis zapatos colgados de mi cuello. Miao Shuxia me pisoteaba los dedos de mi pie derecho y la uña del dedo pulgar se me cayó seis meses más tarde.

Me humillaban mientras me torturaban. Me golpeaban hasta caer al suelo. Cuando apenas empezaba a pararme, me volvían a tirar al suelo dándome patadas. Cuando lograba levantarme me volvían a tirar al suelo a golpes. Wang Chunjiao escupía en mi plato de sopa. Se mantuvieron torturándome por 188 días.

El 29 de agosto de 2006, nombraron a un nuevo jefe adjunto de la sección, Guo Xiaorui y él asignó a otras dos internas para que me vigilen. Una de ellas era Zhang Aihong (de Shenyang) y la otra Cui Jing (de Fushun). Ellas pusieron dos camas individuales en la sala de tender la ropa y una vez más me pusieron en confinamiento solitario. Me obligaron a firmar sosteniendo mi mano y firmando por mí. Como yo no cooperaba, Zhang Aihong se enfadó tanto que agarró un bolígrafo e hizo siete agujeros en la parte interna de mi muslo; sangrando profundamente.

Entre el 6 y el 22 de diciembre, ellas me obligaron a estar en cuclillas durante tres días completos. No me permitieron usar el baño durante 13 días. Usaban clips de metal en mis pezones. Me llevaron al baño donde usaron una escoba que sumergieron en su propia orina para pasarla sobre mi cabello, la cara y mi ropa interior. Luego me obligaron a permanecer quieta en la celda. Cuando la ropa se secaba, repitieron lo mismo cuatro veces más, desde la mañana hasta la hora de cenar.

Un día, a finales de marzo de 2007 fui a lavarme los dientes y la cara. Zhang Aihong me abofeteó, me pinchó en la boca, me arañó la cara y me hizo dos cortes en el lado derecho de mi cara; la sangre fluyó. Dos semanas más tarde, los cortes aún no se habían curado.

A finales de abril de 2007, mi familia vino a visitarme. Todos mis hijos se echaron a llorar cuando vieron lo brutalmente que había sido torturada.

Versión en chino disponible en: http://www.minghui.org/mh/articles/2012/7/19/辽宁女子监狱灭绝人性的暴行-260326.html

Versión en inglés disponible en: http://en.minghui.org/html/articles/2012/8/8/134852.html

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