La policía tortura a la Sra. Jiang Lanying, de la provincia de Jiangxi hasta el umbral de la muerte y fuerza a la familia a aceptar la responsabilidad

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La Sra. Jiang Lanying, practicante de Falun Dafa de la ciudad de Nanchang, provincia de Jiangxi, fue torturada y sometida a una alimentación forzada durante dos años y once meses en un hospital relacionado con el campo de trabajos forzados de la provincia de Jiangxi. Su vida actualmente peligra. En junio de 2005, la policía forzó a sus padres a firmar un documento que hacía a su familia responsable de todo lo que pudiera sucederle en el hospital. La policía también dijo a sus padres: «No la liberaremos. Sólo tiene que morir aquí».

La Sra. Jiang Lanying tiene 39 años. En noviembre de 1999, fue tres veces a Pekín a pedir justicia para Falun Dafa. Fue detenida por la policía de la ciudad de Nanchang y llevada al tercer centro de detención. Liu Xiuying, un policía que fue encarcelado después por vender droga, ordenó a presos comunes torturar a la Sra. Jiang y rociarla con agua helada y orina en invierno. Cuando se unió junto con otras siete mujeres para practicar los ejercicios de Falun Gong, fueron esposadas juntas por el jefe político del centro de detención, de nombre Deng. Cuando una practicante necesitaba ir a los aseos, tenían que ir las siete. Durante dos días, fueron forzadas a estar sentadas en un suelo de cemento. La Sra. Jiang fue condenada ilegalmente a un año de trabajos forzados y enviada al campo de trabajo para mujeres de la provincia de Jiangxi, en enero de 2000. Por iniciar una huelga de hambre, fue atada a la cama durante largos períodos de tiempo y privada del uso de los aseos. Fue alimentada a la fuerza y encerrada en una pequeña celda oscura junto con otras dos personas. En esta celda, comían y utilizaban el espacio como aseo. Finalmente, la Sra. Jiang Lianying se debilitó hasta el punto en que su vida peligraba. Entonces la dejaron volver a su casa en enero de 2002.

A la 1 de la mañana del 11 julio de 2002, la Sra. Jiang fue llevada de su casa por la policía de la comisaría de Qingshanlu. Allí, los oficiales la pegaron con porras eléctricas y una barra de hierro durante dos días enteros. Wang Wei incluso se sentó en una banqueta para golpear los pies de la Sra. Jiang. Más tarde, cuando fue trasladada al primer centro de detención, su familia no fue autorizada a verla.

A finales de febrero de 2003, la prisión para mujeres de la provincia de Jiangxi, notificó de repente a la familia de Jiang Lanying que podrían visitarla en el hospital de la prisión de la Longue Marche. Entonces, fue cuando la familia se enteró de que había sido ilegalmente condenada a cinco años de prisión. Jiang Lanying se negó a comer como protesta y fue enviada al hospital para ser alimentada a la fuerza. Su madre no obtuvo autorización para visitarla periódicamente hasta el 25 de julio. Se había quedado extremadamente flaca, pesando menos de 40 kilos para 1m 65. Su madre suplicó que se la dejaran llevar a casa. El personal del hospital dijo que no podían liberar a la Sra. Jiang a causa de las órdenes de arriba. Dijeron que si no comía, debería morir aquí.

La madre de la Sra. Jiang leyó en el periódico del 27 de mayo de 2005 que el jefe de los servicios de policía se ocupaba de casos problemáticos [como el suyo], así que se presentó en los Servicios de Policía del distrito de Donghu, en la ciudad de Nanchang, el 30 de mayo. El jefe del departamento, Yu Xiaoguang la interrogó en presencia del Jefe de la comisaría de Pengjiaqian. Parecían entonces en buenas disposiciones. En compañía de diez oficiales de policía, el 1 de junio, el director político de la comisaría de Pengjiaqian, Wang Wei, llevó a los padres de Jiang Lanying al hospital.

La Sra. Jiang estaba atada a la cama. Las autoridades lo arreglaron todo para que unos reporteros rodaran todo en vídeo. Luego, dijeron a los padres de la Sra. Jiang y a los reporteros: «Ya lo han visto, le dimos una inyección y se negó a comer. Ahora, la dejaremos sola. Debe ser responsable por si misma de todo lo que le pueda suceder». Luego, pidieron a los padres que firmaran un documento.

Aunque extremadamente débil, la Sra. Jiang dijo claramente: «Mamá, no puedes firmar. No tengo miedo a la muerte. Jamás me dieron inyecciones ni se ocuparon de mí. Cada día he sido forzada a beber una botella de agua salada. Hoy me dieron una inyección sólo porque los reporteros estaban aquí».

Los padres de la Sra. Jiang no firmaron. Las autoridades dijeron: “No la dejaremos marcharse. Si muere, será aquí, porque en cuanto sea liberada, irá de nuevo a Pekín”. Un oficial de policía de nombre de Wang Wei, dijo con maldad: «No tengo miedo, usted puede ir a protestar donde quiera. ¿Quiero que ella muera y después?

Apelamos a la gente para que se den cuenta de la condición de la Sra. Jiang y a pedir justicia.

Versión en chino disponible en:
http://minghui.ca/mh/articles/2005/6/27/104965.html

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