Reino Unido: Un miembro del Parlamento: “La represión, el encarcelamiento y los malos tratos hacia los practicantes de Falun Gong deben acabar»

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Keith, delegado por Streatham Hill, realizó el siguiente discurso el jueves, 11 de octubre en la cámara de los comunes del Reino Unido.

Sr. Chope: Estoy muy feliz de tomar la palabra por primera vez después de más de nueve años como delegado bajo su presidencia. Felicito a la Comisión de Asuntos Exteriores por su excelente informe así como a mi respetado amigo y delegado por Ilford Sur, Mike Gapes, por su presentación. No tengo intención de reservar la cámara demasiado tiempo, por un lado porque otros honorables miembros esperan su turno, pero por otra parte querría comentar un aspecto de la situación de los derechos humanos en China. China es mencionada en el informe, pero soy muy consciente de que hace solamente seis meses la cámara discutió sobre el informe del AEC sobre Asia del Este y China fue el principal sujeto de este debate.

La cuestión que quiero comentar es la persecución de los practicantes de Falun Gong en China y en particular la sistemática y organizada extracción de sus órganos en vida. Comento estas chocantes cuestiones a instigación de una electora de mi circunscripción, la Sra Youyan Li, que encontró a sus padres, el Sr. Baoging Li y la Sra. Jungjang Liu, hoy felizmente seguros e instalados en Australia. Ambos son practicantes de Falun Gong y fueron muchas veces arrestados en China. La Sra. Liu ha estado sometida a exámenes sanguíneos forzosos y a otros exámenes médicos y pensamos que eran los preliminares para una extracción de órganos.

La persecución de los practicantes de Falun Gong ha sido ampliamente confirmada. En 2001 Amnistía Internacional realizó un informe que probaba que el Gobierno chino había adoptado tres estrategias que pretendían aplastar a Falun Gong: la violencia contra los practicantes de Falun Gong que se niegan a renunciar a su creencia, el lavado de cerebro para forzar a todos los practicantes a abandonar y denunciar a Falun Gong y una campaña popular con el fin de poner en contra a la opinión pública contra Falun Gong. Manfred Nowak, Ponente Especial de Naciones Unidas contra la tortura, envió un informe sobre las alegaciones de malos tratos y tortura contra miles de practicantes de Falun Gong. El informe del Departamento de Estado de EEUU sobre China el mismo año, indicó que el número de practicantes de Falun Gong que mueren en detención estaba estimado en, desde centenares a algunos millares.

¿Por qué Falun Gong es víctima de tal violencia por parte de las autoridades chinas? Es una práctica basada en ejercicios tradicionales chinos. Está basado en ejercicios, una meditación y principios morales derivados de enseñanzas budistas y taoístas. Entre otras cosas, estos practicantes son guiados por principios tales como Verdad, Benevolencia y Tolerancia. Falun Gong no es un movimiento organizado. No tiene miembros sino practicantes. Es apolítico. Parece atraer a gente de edad y clase media como los padres de la señora de mi circunscripción, que están jubilados y son ex científicos recompensados por sus trabajos.

¿Por qué la represión de Falun Gong es particularmente tan violenta? La respuesta tiene dos partes. Primero, la amplitud del movimiento. En 1999 cuando el Presidente Jiang Zemin proscribió Falun Gong y estableció la "oficina 610", célebre por llevar a cabo la represión, el número del practicantes de Falun Gong era de varios millones. Sólo en Pekín había más de 2000 puntos de prácticas. En segundo lugar, sus principios -Verdad, Benevolencia, Tolerancia- probablemente eran vistos como un desafío a la corrupción y a la quiebra ideológica del Partido Comunista Chino.

Will Hutton, en su nuevo y excelente libro sobre China, The Writing the Wall (Las Inscripciones en la Pared), escribe: «Aunque Falun Gong esté considerado en Occidente como una creencia inofensiva que no debería ser perseguida, no deberíamos subestimar su atractivo y la amenaza que podría presentar. Está considerado por el Partido y sus adherentes como una opción al idealismo que le falta al Partido».

Sin embargo, no se trata a Falun Gong en China más que como un sistema de valores y un modo de vida. Su persecución por las autoridades chinas es completamente indefendible como lo es el conjunto del expediente sobre abusos de los derechos humanos en China contra los tibetanos, los cristianos, los Uigures, los activistas de la democracia y los defensores de los derechos humanos. No obstante, la acusación contra el Gobierno chino sobre los malos tratos infligidos a los practicantes de Falun Gong es todavía más grave: es la acusación de la extracción de órganos sanos para alimentar una industria de trasplantes que conoció un rendimiento considerable en China en el curso de los últimos años y fue extremadamente lucrativo para los hospitales y cirujanos que lo practican.

Quiero aplaudir el trabajo de dos canadienses, David Matas y David Kilgour, por sus informes sobre las alegaciones de las extracciones de órganos de practicantes con vida de Falun Gong en China, publicados en julio de 2006 y en enero de 2007, que constituyen la principal fuente de la inmensa mayoría de mis observaciones. En mayo de 2006, David Kilgour entrevistó a una mujer que utilizaba el seudónimo de Annie, cuyo marido cirujano le contó personalmente que había extraído aproximadamente unas 2.000 córneas de presos de Falun Gong anestesiados en el hospital de Sujiatun, en la ciudad de Shenyang al nordeste de China, en el curso de los dos años precedentes a 2003, fecha en la cuál se negó a continuar las extracciones. El cirujano contó claramente a su esposa que ninguno de los "donantes" de córnea había sobrevivido, porque otros cirujanos les quitaban otros órganos vitales y sus cuerpos eran luego incinerados.

Annie, hay que subrayarlo, no es practicante de Falun Gong. En efecto, queda dicho que la inmensa mayoría de pruebas directas de las extracciones de órganos de practicantes de Falun Gong provienen de una fuente, que no es otra que Falun Gong. Por razones evidentes, hay un velo de silencio sobre la práctica: ni los muertos ni sus familias pueden hablar, porque resulta que un gran número de presos practicantes de Falun Gong se niegan a identificarse con el fin de proteger a sus familias. Los miembros de esta población de presos no identificados pueden pues simplemente desaparecer sin que nadie, aparte del sistema penitenciario, esté al tanto. ¿Y quién, entre los cirujanos y el personal médico estaría dispuesto a admitir su participación en los trasplantes de órganos tomados de los cuerpos de los presos practicantes de Falun Gong con vida, en particular teniendo en cuenta el hecho de que numerosas operaciones son llevadas a cabo en hospitales militares por cirujanos que llevan uniformes y cuyo silencio es reforzado por la disciplina militar?

Según informes públicos, en los seis años antes de la prohibición de Falun Gong en 1999, el número de trasplantes en China eran por término medio de 3000 al año. En el curso de los seis años siguientes, del 2000 al 2005, la media pasó a 10000 al año. ¿De donde proviene el aumento? Hay una profunda aversión cultural en China hacia la donación de órganos. Está estimado que por lo menos el 98% de órganos no provienen de acuerdos familiares. El aumento no proviene tampoco de criminales ejecutados. China, por supuesto, ejecuta a más criminales que el resto del mundo. Hay todavía más de 90 infracciones capitales, entre las que están los crímenes políticos y económicos en los cuales no interviene la violencia. El Gobierno chino incluso reconoció la utilización de presos condenados a muerte como fuente de órganos para transplantes.

La utilización de la pena capital y la extracción de órganos de criminales ejecutados -sin duda alguna sin su consentimiento- deben ser condenadas sin reserva, pero no explican el aumento del número de trasplantes desde 1999. Según las estadísticas de los informes de Amnistía Internacional, el número medio de criminales ejecutados en cada uno de seis años precedentes a 1999 fue de 1680. En los seis años siguientes, del 2000 al 2005, fue de 1616. Hay por lo tanto otra fuente [de órganos]. El aumento no puede ser explicado por el mejoramiento de la tecnología, porque los chinos eran perfectamente capaces de hacer trasplantes en los años 90. Es verdad que hubo una gran inversión en nuevos centros de trasplantes. Antes de 1999, había sólo 22 centros de trasplantes de hígado en China; a principios de abril de 2006 había 500. Esta inversión aumentó la capacidad, pero no la fuente y tampoco explica por qué las páginas Web de los hospitales chinos se hallaban en situación de publicar los plazos de espera para las trasplantes de riñones en una, dos o cuatro semanas como máximo. En cambio, el tiempo medio de espera es de 27 meses en el Reino unido y un poco más de tres años en Estados Unidos.

Los investigadores canadienses, Matas y Kilgour, no pudieron ir a China a investigar. No obstante, utilizaron a personas que hablaban el mandarín para llamar a los hospitales y a los médicos especializados en trasplantes con el fin de plantear diversas preguntas sobre el tema. A veces, los apelados eran dirigidos hacia las prisiones o los tribunales. Querría citar un extracto del informe que declara:

"A principios de junio de 2006, un funcionario del centro de detención de la ciudad de Mishan le dijo a una persona al teléfono que el centro tenía por lo menos cinco o seis hombres practicantes de Falun Gong encarcelados, de menos de 40 años, disponibles como proveedores de órganos. A principios de marzo del año 2006, un médico del hospital Zhongshan en Shanghai declaró que todos sus órganos provenían de practicantes de Falun Gong. En marzo, un médico del hospital Qianfoshan en Shandong insinuó que tenía órganos de practicantes de Falun Gong y añadió que en abril habría otros órganos disponibles. En mayo, el Dr. Lu del hospital Minzu en la ciudad de Nanning declaró que órganos tomados de practicantes de Falun Gong no estaban disponibles en su establecimiento y sugirió a su interlocutor llamar a Guangzhou para obtenerlos. También admitió que algún tiempo antes había ido a las prisiones para seleccionar a practicantes de Falun Gong en buena salud cercanos a la treintena para abastecerse de órganos".

Hay solamente dos tipos de testigos en lo concerniente a las extracciones de órganos, pero las víctimas mueren y lo que queda de sus cuerpos es incinerado y es poco probable que los autores lo reconozcan. No obstante, estoy convencido que hay bastantes pruebas para afirmar concretamente que las extracciones de órganos de practicantes de Falun Gong son reales.

Acabaré refiriéndome a las experiencias de la madre de la electora de mi circunscripción, la Sra. Jinghang Liu. Tiene 66 años y ha sido detenida seis veces y condenada a tres años de reclusión. Hoy es ciudadana australiana. En agosto de este año, escribió al Primer Ministro Howard para pedirle una investigación de la persecución de los practicantes de Falun Gong en el momento de su encuentro con el Presidente Hu Jintao en la cumbre de la Cooperación Económica Asia-Pacífico. La Sra. Liu escribió:

"A finales del 2000, fui trasladada al hospital de la prisión junto con cuatro practicantes de Falun Gong. Fuimos forzados a realizarnos exámenes médicos bajo la amenaza de garrotes eléctricos. Eran exámenes completos de sangre, orina, radiología y pruebas ópticas. En mi interior me planteaba preguntas sobre la finalidad de estos exámenes porque con toda evidencia no eran dictados por una inquietud por la salud de los practicantes de Falun Gong. Pero no veía la razón. Durante mi detención, soy testigo también de la negativa de un gran número de practicantes de Falun Gong a dar informaciones personales».

Ella escribió que "eran contados y trasladados hacia lugares desconocidos. Un día, una joven practicante que se encontraba en la misma celda que yo, fue llamada. Jamás volvió. Tenía un bello rostro y llevaba trenzas largas. Era una artista".

En julio de 2006, entró en vigor una ley que prohibía la venta de órganos en China. Desde la publicación de los informes de Matas y Kilgour el último año y esta ley, parece que el número de trasplantes se redujo de modo significativo. No obstante, tenemos razones para creer que esta práctica continúa, aunque sólo las autoridades chinas pueden probarlo. Deberían permitir investigaciones independientes en China de terceras personas y espero muy sinceramente que el Gobierno británico haga presión para que sea el caso en el momento de sus encuentros con las autoridades chinas. Seamos claros: la extracción de órganos de donantes no consentidos es un crimen contra la humanidad y China debe tomar medidas para poner fin a esta plaga. La represión, el encarcelamiento y los malos tratos de los practicantes de Falun Gong también deben acabar. Espero que, en su diálogo con China sobre derechos humanos, los ministros hagan presión para poner fin a esta persecución.

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