Cultura de inspiración divina: La integridad moral sin codicia

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La cultura de inspiración divina es de la más alta integridad moral. Ninguna prueba o dificultad terrestre, riquezas o deseos pueden cambiar a una persona que tiene una integridad moral, un código de honor o de rectitud. Para alcanzar este nivel, debemos controlar los deseos y la codicia. A continuación, unas anécdotas sobre Confucio y sus discípulos, que nos ilustran estos principios.

Una vez Confucio fue a visitar al Príncipe Jing del Reino de Qi, quien le ofreció una parcela de tierra llamada Bingque, con el fin de ayudarle a satisfacer a sus necesidades. Confucio rechazó su oferta. Después de haber dejado el Reino de Qi, Confucio les dijo a sus discípulos, "Los hombres de bien no deberían aceptar recompensas sin haberlas ganado. El Príncipe Jing no puso en práctica mis proposiciones, sino que me ofreció esa parcela de tierra. ¡No comprendió mi enseñanza!" Es por ello que Confucio dejó el Reino de Qi.

Zengzi, también llamado Zengcan, era también un discípulo de Confucio. siempre vestía con andrajos en la granja. El Rey de Lu envió a su emisario para ofrecerle una residencia. El emisario del Rey le dijo: "¡Usted debería cambiarse de vestimentas!" Zengzi rechazó la oferta. El emisario volvió reiteradas veces para ofrecerle la parcela de tierra. Zengzi persistió en su negativa. El emisario le dijo entonces: "Esto no es algo que usted haya pedido, sino es lo que otros intentan regalarle. ¿Por qué no lo acepta?" Zengzi respondió: "Una vez escuché a alguien decir que, quien acepta algo de otro, tendrá miedo de ofenderlo Aunque el Rey no mostrara su orgullo ofreciéndome regalos, ¿No tendría yo, temor de ofenderle?". Por consiguiente, Zengzi jamás aceptó tales regalos. Después de haber escuchado esta historia, Confucio dijo: "con este tipo de integridad moral, Zengzi verdaderamente preservó su nobleza y su integridad".

Zisi, el nieto de Confucio, tenía muchas dificultades en ganarse el pan cuando vivía en el Reino de Wei. Sólo podía pagarse nueve comidas en veinte días, y apenas tenía para vestirse. Vestía ropas de algodón de muy mala calidad, no tenía ni una chaqueta que ponerse. Cuando Tian Zifang, un ilustre profesor, tutor del príncipe del Reino de Wei, oyó esto, envió a uno de sus emisarios a llevarle a Zisi algunas ropas hechas con la piel de zorro blanco. Al temer que Zisi rechazara su oferta, Tian Zifang añadió: "Olvido siempre lo que ofrezco a otros, como si me deshiciera de esas cosas".Sin embargo, Zisi rechazó la oferta. Tian Zifang le respondió: ¿Usted no tiene lo que yo poseo, por qué no acepta mis regalos?" Zisi le respondió: "Una vez escuché a alguien decir que ofrecer cosas a otros de manera inapropiada es como tirarlas en una zanja. Aunque sea pobre, no quiero ser una zanja, esta es la razón por la que no puedo aceptar su oferta".


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