Denunciar las violaciones de los derechos humanos en China está considerado como "robar secretos de estado" y merecedor de la condena al trabajo forzado.
Ir a la plaza Tiananmen y desplegar simplemente una bandera con las tres palabras: "Verdad - Benevolencia - Tolerancia" cuesta caro: la detención, la agresión, los golpes, el encarcelamiento y la expulsión sin explicación para estos practicantes de Zurich, Daniel Ulrich, Richard Kleinert, Silvan Fedier y Victor Fernández, en noviembre de 2001.
Ir a Hong Kong, que está todavía sometida al sistema legal británico, para reclamar el final de la persecución después de la orden del antiguo dirigente chino Jiang Zemin de disparar a la vista sobre los practicantes en China, es también costoso: detención, condena, parodia de pleito durante ocho semanas con el fin de destruir a estos practicantes suizos, Simone Schlegel, Erich Bachmann, Roland Isenschmid y Quoc Duy Lam con un veredicto inaceptable de culpabilidad, obligándoles a apelar y así ocasionarles nuevos gastos.
Para poder seguir hablando abiertamente en favor de los centenares de practicantes de Falun Gong detenidos y torturados en China, los practicantes suizos, víctimas de la persecución, decidieron adoptar medidas y pedir compensación.
Les invitamos a la rueda de prensa…
Para saber más con respecto a la apelación del 3 de septiembre para el "caso de obstrucción", consultar: http://www.clearharmony.net/articles/200309/14819.html
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