Sabiduría antigua: Las buenas acciones son recompensadas, las malas acciones encuentran su castigo (Tercera parte)

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Hay un antiguo proverbio chino que dice: "Todo pensamiento del hombre es conocido por el Cielo y la Tierra; ello asegurará de que el bien es recompensado con el bien y el mal se encuentre con su castigo".

Como el autor lo entiende, este proverbio muestra que este principio celestial no puede ocultarse ni alterarse, ya que lo Divino lo sabe todo y puede diferenciar el bien y el mal en todo momento.

En la antigua China se creía que la gente era debidamente recompensada por sus buenos pensamientos y castigada por los malos. De hecho, todo radica en el momento en que se produce un pensamiento. En la cultura tradicional china, había muchas referencias a las escrituras del confucionismo, budismo y taoísmo y todos los sabios y personas virtuosas de la antigüedad consideraban que la honestidad y la integridad eran las virtudes principales del comportamiento.

El autor cree que los chinos antiguos eran rectos en todo y que los principios aquí descritos están tan vigentes hoy como en aquellos tiempos.

Los antiguos respetaban al Cielo y a la Tierra y tomaban con seriedad el juicio de otras personas en caso de que se equivocaban u ofendían al Cielo y a la Tierra, al comportarse inapropiadamente, incluso sin saberlo. Siempre eran cuidadosos y mantenían una mente calmada y pura, incluso cuando no había nadie alrededor, para asegurarse que no harían nada en contra de su consciencia.

Pero, también había personas que pensaban que si cometen malas acciones en secreto, nadie lo sabría. Sin embargo nunca serían capaces de escapar del castigo merecido por su mala conducta.

Había muchas historias de este tipo en los libros antiguos. La siguiente es sólo una de ellas.

Estafando a otros por dinero: viviendo un infierno en la tierra.
Durante el reinado de Shunzhi (1644-1661) durante la dinastía Qing, un hombre llamado Wu Zhanqi se ganó la vida vendiendo telas.

Era un hombre codicioso y astuto. Cuando vendía telas, siempre mostraba a sus compradores un rollo de muestra de alta calidad para ganar su confianza, pero luego les vendía un producto de menor calidad, cambiándolo al final, sin que el cliente lo supiera. Era muy habilidoso al llevar a cabo su engaño.

Una vez, un comerciante occidental envió a un amigo al mismo negocio a comprar telas para él. Como sucedía siempre, su amigo fue engañado y compró un producto de calidad inferior.

El comerciante estaba insatisfecho y culpaba a su amigo. Su amigo, enojado, le dijo: "¡No podrías hacer nada, incluso si fueras tu mismo a comprar!". El comerciante respondió: "¿De qué estás hablando? Si no puedo comprar el producto genuino entonces no volveré a verte". Al día siguiente, el comerciante fue él mismo a comprar tela. Elige directamente el rollo de muestra y se sentó sobre él, para que Wu Zhanqi no pudiera cambiarlo.

Wu pensó una estrategia. Fue al otro lado del mostrador, ajustó sus ropas y sombrero y saludó al comerciante cortésmente, como si fueran viejos amigos. El comerciante no tuvo otra opción y se paró para devolverle el saludo. En ese momento, un empleado reemplazó el rollo de muestra por otro. El comerciante no se dio cuenta, pagó por la tela y se fue.

Le mostró a su amigo su compra, tan pronto como regresó. Su amigo desenvolvió el paquete y vio que era de mala calidad y barata, con puntos y marcas de suciedad. Era muy delgada y no servía para nada, no había diferencia con la que había comprado anteriormente. Su amigo se burló de él:"Fuiste allí tu mismo, pero ¿qué diferencia hay?".

El comerciante se sintió tan avergonzado y angustiado que se colgó.

Este es un ejemplo que muestra cuán traidor y engañoso era Wu. Más tarde, Wu se enfermó gravemente en un viaje. Estaba en cama y veía fantasmas demoníacas que venían por él para castigarlo. Día y noche, experimentaba toda clase de sufrimientos y gritaba de dolor.

Una vez, estaba gritando en cama: "¡Por favor, ayúdenme! ¡Ayuda! ¡Me están poniendo en una cama de fuego!". La gente que estaba a su alrededor no podía hacer nada, pero luego vieron marcas de quemadura en su espalda. También gritaba: "¡Oh Dios! ¡Me están poniendo un gancho en la espalda para colgarme!".

Todos lo sentían extraño y rarísimo, pero no podían hacer nada. Luego encontraron una parte en su espalda roja e hinchada como si hubiera sido de hecho colgado por un gancho. Wu siguió llorando y gritando por el castigo doloroso e infernal que estaba sufriendo.

Murió unos días después.

Esta historia enseña que no importa cuán astutas y engañosas sean las acciones de una persona, han plantado las semillas de las consecuencias y tarde o temprano se encontrará con su retribución.

Versión en chino disponible en: http://www.minghui.org/mh/articles/2013/7/9/举念有神知-善恶各有报-276445.html

Versión en inglés disponible en: http://en.minghui.org/html/articles/2013/7/27/141239.html

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