Testigo de sustracción de órganos a punto de ser deportado

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Policías patrullando las calles de Urumqi, capital de Xinjiang, China. Un policía de la etnia ouïghoure, escapó en 2006 después de haber sido testigo durante muchos años de la sustracción forzada de órganos a prisioneros, los cuales en algunas ocasiones estaban aún con vida. (Peter Parks/AFP/ Getty Images).

El Ouïghour Nijat Abudureyimu se despertó precipitadamente a las 5 de la mañana del 21 de setiembre, cuando varios agentes de policía se concentraron en su pequeña vivienda de la comuna de Fontainemelon, en Suiza. Le informaron que iba a ser deportado ese mismo día a Italia.

Nijat Abudureyimu (también llamado Nijiati Abudureyimy) un gran desertor del comunismo en China. Afirmó que regresar a Italia equivale para él ser condenado a muerte.

Como anteriormente Italia no le otorgó asilo, Abudureyimu considera que una vez que se encuentre en Roma, sera rápidamente transferido a Dubaï, primer país al que viajó después de escapar de China. "Será como estar en China", teme. "Con sólo pensarlo, me siento muy asustado".

La Gran Época fue notificada de estos sucesos recientemente, mediante una entrevista efectuada en mandarín con el Sr. Abudureyimy.

Cuando este sujeto era agente de policía en la lejana provincia de Xinjiang, China, fue testigo durante varios años de sustracciones forzadas de órganos de prisioneros condenados a muerte estando aún con vida, llevadas a cabo por el régimen comunista.

Después de escapar de China a fines de 2006 viajó primero a Dubaï, después a Italia y luego a Noruega, llegando finalmente a Suiza. En ninguno de estos países le fue otorgado el asilo político.

Ya que Italia fue el primer país de la Unión Europea al que llegó y en donde hizo el pedido de asilo, es a este mismo país al que las autoridades suizas quieren deportarlo.

Abudureyimy llegó a Suiza en noviembre del año pasado y vive en Fontainemelon – un pequeño pueblo al oeste del país, con el constante riesgo de ser arrestado y deportado sobre sus espaldas.

El entrevistado le contó a La Gran Época que la tentativa de deportación era algo que él consideraba como posible, pero nunca pensó que ocurriría tan pronto y que fuera realizada con tanta fuerza. "Ellos vinieron con muchos coches, muchos. También con muchos agentes de policía... Habían muchas personas en el lugar. "¡Levántate, ven con nosotros!", contó intentando recapitular los hechos. "Me ordenaron que me quite toda la ropa, que me desnude. Yo me negé".

El oficial de policía justificó esta orden diciendo que era parte de las normas policiales.

Esa tarde, justo antes de subir al avión en el aeropuerto internacional, Abudureyimu pudo hablar con su abogado, Philippe Currat. Este último le informó que él tenia el derecho de negarse a subir al avión.

Entonces le dijo firmemente a la policía: "¡No subiré al avión!". Después de muchas idas y vueltas, las autoridades le permitieron regresar a su domicilio.

Al marcharse, la policía le advirtió que volverían para intentar deportarlo nuevamente. ¿Cuándo? Eso nadie lo sabe.

Como único testigo de las sustracciones de órganos que se encuentra fuera de China y que está dispuesto a hablar de ello, el caso de Abudureyimu es importante para los investigadores que estudian las violaciones de derechos humanos en China – particularmente las sustracciones de órganos sin consentimiento practicadas por el régimen, ya que ven las implicaciones a corto y largo plazo concernientes a la manera en que su caso es tratado.

"Hasta ahora, soy el único chino que ha hablado abiertamente de las sustracciones de órganos a personas vivas en China y además fuí agente de policía que trabajó en el centro de detención y he visto todo esto con mis propios", alegó Abudureyimu.

Los investigadores Ethan Gutmann y Jaya Gibson (empleado de la edición en inglés de La Gran Época, The Epoch Times) fueron los primeros que se informaron del caso del Sr. Abudureyimu y de lo que él ha presenciado durante varios años en el ejercicio de sus funciones como agente de policía. Ellos han seguido de cerca este caso con mucha preocupación y se sienten cada vez más frustrados debido a que los gobiernos europeos han constantemente evitado abordar ese tema seriamente.

"Occidente debe oponerse a la tiranía y proteger a los testigos como Nijat", escribió el Sr. Gibson en una declaración.

Jaya Gibson considera que no se trata de un solo individuo, ya que si el caso de Abudureyimu es tratado de manera correcta – es decir que se le permita testimoniar frente a un órgano oficial y que reciba la protección como refugiado político – los otros testigos podrían presentarse también.

"Si nosotros en occidente, no respetamos nuestro deber de proteger a Nijat y a otras personas como él, nos convertiremos entonces en cómplices de las atrocidades que podrán suceder, cuando el partido comunista chino vea que nadie se le opone", escribió el Sr. Gibson. "Proteger a Nijat es la primera etapa".

El régimen chino ha demostrado que se ocupa seriamente del caso del Sr. Abudureyimu, al arrestar el 26 de julio a su hermana, Muyeshaer Abudureyimu, quien se encuentra en China.

La detención fue posible mediante la intercepción de las comunicaciones de un periodista suizo por el régimen chino y ello constituye una tentativa que tiene como objetivo obligar a Abudureyimu a dejar de hablar con los medios de comunicación, explicó una fuente familiarizada con el caso.

Alim Seytoff, director del Uyghur Human Rights Project con sede en Washington D.C., esta contento al saber que Nijat Abudureyimu no ha sido deportado. "Le pido a Suiza, un país de acogida para muchos refugiados provenientes de países dictatoriales como China, que reconsidere su decisión de no otorgarle el estatus de refugiado. Nijat no merece ser deportado a China o a ningún otro país, debido a su temor bien fundamentado de ser perseguido".

La oficina federal de migraciones suiza escribió en un email a La Gran Época que, según el reglamento de Dublin, Italia debe examinar el pedido de asilo del Sr. Abudureyimu y además debe analizar "la orden del Alto Tribunal Suizo de ordenar el regreso del Sr. Abudureyimu". Italia es responsable de tomar las medidas necesarias para protegerlo de las amenazas, indicó la oficina.

Articulo original disponible en: http://www.theepochtimes.com/n2/content/view/43018/

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