Salí de la desesperación, mi fe en Dafa es inquebrantable

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Una vida de sufrimientos
Antes de practicar Falun Dafa, a menudo tuve sueños en los que no podía encontrar mi casa o me veía subir afanosamente escaleras muy altas que se dirigían hacia un templo muy lejano.

Yo solía leer frecuentemente libros relacionados a fantasmas y fui a ver a una bruja que me curara de mi enfermedad quemando incienso y dibujando talismanes. Esos fantasmas de bajo nivel a menudo se me presentaban en mis sueños y me acosaban. Una noche soñé que una cría de gatos se puso bajo mi edredón y me arañaron un brazo. Al despertarme continué sintiendo el dolor.

Después me casé, tuve distocia al dar a luz a mi primer hijo y casi pierdo la vida. Mi segundo hijo murió en el séptimo mes de embarazo. A los 29 años de edad, tuve tumores uterinos. Antes de la cirugía, el médico me dijo que no había ninguna seguridad de que yo sobreviviera. Aparte de esos problemas de salud, tuve mastitis, colecistitis, un dolor de cabeza constante y me daba gripe el año entero. Cada día salía a buscar medicamentos y tratamientos médicos y gastaba mucho dinero. Aparte de no curar las enfermedades, atraje una gran cantidad de fantasmas de bajo nivel.

No era capaz de hacer ningún trabajo físico y perdí toda esperanza de mejorar. Con el fin de aletargarme me dedicaba a jugar mahjong todos los días, gastaba dinero por gastar y vivía de día a día.

Pasar de una vida de amarguras a una plácida
Empecé a cultivarme en Falun Dafa en 1996. La primera vez que escuché las palabras de Verdad-Benevolencia-Tolerancia, estas llegaron a lo profundo de mi corazón. Después de leer unas pocas páginas de Zhuan Falun, no pude parar de llorar. En mi mente le dije al Maestro: "Tú eres el Maestro misericordioso que he estado buscando".

A partir de entonces, estudié el Fa todos los días hasta la medianoche y me encontraba en armonía con Dafa. Me daba cuenta que mi potencia de gong subía verticalmente. Todas mis enfermedades desaparecieron y fui capaz de realizar cualquier tipo de trabajo. Eliminé muchos de mis malos hábitos.

Mi suegra tenía cuatro hijos y una hija. En sus últimos meses de vida, sólo pudo permanecer acostada en cama. Tenía el cuerpo cubierto de caracha. Comía en la cama y evacuaba ahí también. A veces tenía deposiciones más de una docena de veces al día. Su hija se quedó con ella sólo por tres días y luego se fue. Sus otros tres hijos y su nuera apenas fueron a verla. Mi marido ayudó sólo un poco al principio.

Cuidé a mi suegra hasta que falleció. Cada día le di de beber agua y la alimenté; le limpiaba el cuerpo y le lavaba los pañales. Y cada día le pedía que pensara en Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Desde que empecé a practicar Falun Dafa, pienso primero en los demás y he tratado a todos que me rodean con los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Vi a menudo hermosas escenas en otros espacios: las nubes en el cielo flotaban lentamente, caían al suelo y se convertían en hermosas flores; un grupo de bellezas celestiales que volaba en el cielo; la cortina de la ventana de mi casa se hizo transparente y las flores de la cortina se enlazaban; habían lunas por todo el cielo; los árboles brillaban con una luz dorada; un dragón blanco y otro de color púrpura bailaban sobre nubes de buen agüero. Una vez me encontraba recostada en la cama cuando un gran Falun giraba como un remolino ruidoso delante mío.

Tribulaciones que pusieron a prueba mi xinxing también surgieron. Siguiendo los principios de Falun Dafa, me convertí en una buena persona. Sin embargo, la actitud de mi esposo hacia mí se había invertido. Él siempre buscaba defectos y me causaba problemas. Cuando me ponía a leer, él me pedía que haga esto o aquello. Su temperamento se hizo grosero. Una noche había terminado las tareas del hogar por lo que me senté en el sofá para leer un libro pero mi esposo me presionó para que mirara televisión con él. Dudé por un segundo, él se enfadó y me echó de la casa. Era una noche fría de invierno. Entré en una habitación sin calefacción que había en el exterior y mi esposo me encerró ahí. Hice el ejercicio de meditación hasta la medianoche. Cuando me permitió volver a la casa, tenía las piernas llenas de ampollas debido a la temperatura extremadamente fría.

En otra ocasión, ayudé a mi cuñada en el campo el día entero. Al regresar a casa por la noche, me acosté en la cama debido a un dolor de muelas. Mi marido llegó a la casa, me dio una bofetada en la cara y me dijo: "Si te estás muriendo, muérete en un lugar muy lejano".

En otra ocasión, yo estaba en un estado de eliminación de karma, vomitaba y sufrí de diarrea durante dos meses. Continué trabajando cada día. Mi marido no quería ni siquiera volver a casa. No me importaba ninguna de estas cosas, lo seguí ayudando y mantuve una mentalidad positiva.

Una fe inquebrantable
En julio de 1999, Jiang y el malvado partido comunista chino (PCCh) comenzó la persecución a Falun Dafa. Los funcionarios de la aldea nos pidieron a todos los practicantes que firmemos una declaración en la que decíamos que renunciamos a la cultivación. Yo no firmé pero mi esposo lo hizo por mí. Fui a la oficina de la aldea, obtuve la declaración que mi esposo había firmado y la rompí. Le dije al secretario del partido del pueblo: "Lo que mi esposo firmó no cuenta sólo cuenta cuando yo firmo". Escribí: "Estoy decidida a cultivarme en Dafa y jamás voy a cambiar de opinión". El secretario del Partido se puso furioso y me dijo: "Todo el pueblo se arruinará por su culpa". Llamó a mi marido. En ese momento, mi marido estaba a punto de afiliarse al PCCh y mi hijo tenía la intención de alistarse en el ejército. Mi marido entró, me dio una bofetada en la cara y agarró una silla para golpearme. Mi suegro también me maldijo y me dijo que yo estaba poniendo en peligro el futuro de mi esposo y de mi hijo.

En enero de 2000 iba a Beijing para apelar por Dafa. Fui a la estación de tren y me dijeron que no había más trenes aquel día. Junto a otros practicantes decidimos caminar hasta Beijing. Gracias a lo arreglos del Maestro, después de haber caminado unos 10 kilómetros vimos una camioneta cerca del borde de la carretera. El conductor nos preguntó si íbamos a Beijing. No había asientos libres en la furgoneta, así que viajamos parados durante toda la noche.

Llegamos a la Plaza de Tiananmen al amanecer. Un agente de policía se acercó a preguntarme: "¿Es Falun Dafa una [palabra calumniosa omitida] religión?" Yo no le contesté. El policía le hizo la misma pregunta a otro practicante el que contestó: "No". El agente llamó a un coche de la policía y nos llevaron a una comisaría. Allá nos encontramos con muchos practicantes, nos vimos como aquellos familiares que no se habían visto en mucho tiempo, nos abrazamos y no pudimos evitar llorar.

La policía nos trajo a la casa. El funcionario de la ciudad preguntó: "¿Quién organizó esto?". Le dije: "Yo lo hice". "¿Va a practicar Falun Gong?". Le contesté: "Lo haré". Les aclaramos la verdad a todos ellos, pero no estaban dispuestos a escuchar. Nos golpearon con un palo de madera, un cinturón y luego con una porra eléctrica. Nos pusimos negro y azul por todas partes [del cuerpo] debido a las contusiones.

Perdí el conocimiento debido a una descarga eléctrica y luego me despertaron lanzándome agua. Me volvieron luego a aplicar la descarga eléctrica hasta que me volví a desmayar y de nuevo echaron agua sobre mí para despertarme. Mi cuerpo emanaba un olor a quemado. No sentí ningún dolor, pero sentía que estaba flotando en el aire. Al despertarme, me volvieron a preguntar: "¿Va a practicar?". No tenía fuerzas para responder, pero me las arreglé para asentir con la cabeza.

Por la noche, nos acostamos en una tabla de madera con lesiones en todo el cuerpo, temblamos de frío y no podíamos conciliar el sueño. Entonces vi claramente: el Maestro nos dio a cada uno de nosotros dos capas de edredones, amarillo y morado/azul, muy hermosos. Al instante se calentaron nuestros cuerpos. Les dije a todos lo que vi; nos conmovimos.

Al día siguiente el funcionario de la ciudad escribió cinco cosas que difamaban al Maestro y a Dafa y nos pidió que los transcribiéramos y que si hacíamos lo que pedía nos dejaba ir. Lo rompí y escribí otras cinco cosas con el siguiente contenido: Falun Dafa es un Fa recto, creo firmemente en el Maestro, voy a cultivar Dafa para siempre. Me liberaron ya que el funcionario no vio lo que escribí. Unos días más tarde, el funcionario de la ciudad vino a verme y me dijo: "Usted no está transformada". Presionaron a los miembros de mi familia: "¡Su crimen es enorme y será eliminada!". Mi suegra temblaba de miedo. Mis padres, hermanos, hermana y cuñado, todos me inculparon, querían que yo escribiera una declaración de arrepentimiento. Mi hijo también me rogó que abandonara la cultivación. Ante todas estas pruebas, yo no titubee.

Los funcionarios de la ciudad extorsionaron con 5.000 yuanes a mi marido. La aldea me multó con 1.200 yuanes. Mi hermano mayor que trabajaba en la comisaría de policía fue amenazado con ser despedido. Yo les dije: "Yo soy la única responsable de lo que hice, nadie más estuvo involucrado". Utilizaron todos los medios que pudieron. No cedí. Me gritaron como si estuvieran locos: "¡Cuélgate! ¡Electrocútala! ¡Mátala!".

Fui controlada y frecuentemente acosada. Por temor, mi marido se mantuvo vigilando estrictamente. Fui golpeada y maltratada con frecuencia.

Del lado de Dafa
La persecución del mal no me detuvo de ayudar al Maestro a rectificar el Fa. Durante los últimos años, he seguido las enseñanzas del Maestro y he tratado de salvar a todos los seres conscientes engañados por el PCCh. Al principio no teníamos los materiales para esclarecer la verdad. Así que preparé algún material informativo escrito a mano y trabajaba en eso hasta la medianoche cada día. Más tarde, pudimos imprimir el material lo que facilitó el esclarecimiento de la verdad.

Mi marido sabía que yo salía a distribuir material informativo de Dafa por lo que se preocupaba por mi seguridad. Él me llevó a la tienda de arroz que mantenía en otro pueblo. Un día, unos pocos practicantes de ese pueblo fueron a la Plaza Tiananmen en Beijing para desplegar pancartas de Falun Gong. Entre ellos había familiares de funcionarios de la ciudad. Algunas personas en la ciudad pensaron que yo había instigado el evento. Los funcionarios de la ciudad me enviaron a mi pueblo natal y dijeron que si volvían a verme en la tienda de mi esposo le confiscarían.

Un día, mi marido me vio con una bolsa grande de materiales de clarificación de la verdad; me lanzó una pala de hierro y me golpeó en la parte inferior de la espalda. Por varios meses tuve dolor en esa zona. Otro día, mi marido sosteniendo un cuchillo se precipitó hacia mí. Tuve este pensamiento en mente: "No dejes que él acumule más karma". En un instante el cuchillo cayó al suelo. Mi marido sabía que Dafa era bueno y que yo era una buena persona. Estaba enojado conmigo debido al miedo que sentía por el mal y debido a la pérdida de dinero.

En marzo de 2001, escribí una carta al jefe de la Comisión de Asuntos Políticos y Jurídicos usando mi nombre real. En la carta hablé de la belleza de Dafa y la persecución que yo pasé. A continuación de eso, me detuvieron. En el centro de detención, varios practicantes querían salir y estaban considerando escribir declaraciones de arrepentimiento. Yo les dije que no debían hacerlo. Un practicante decidió escribir la declaración de arrepentimiento y otros dos practicantes le siguieron. Por la noche soñé que una persona caía en un tanque séptico arrastrando con ella a otras dos personas. Me iluminé a que incluso aunque un poco uno no actúe acorde con Dafa, en otro espacio el nivel de cultivación cae. Quince días más tarde, me liberaron incondicionalmente.

Junto con el progreso de la rectificación del Fa por el Maestro y los esfuerzos continuos de parte de los practicantes para esclarecer la verdad, más y más gente conoce la verdad sobre Dafa y la persecución. Mi esposo y otros miembros de la familia están del lado de Dafa. En 2002, un grupo de malhechores funcionarios del gobierno de la comisaría y del pueblo vino a mi casa y me acosó. Mi cuñada les reprendió: "Ella es la mejor persona del mundo ¿Le falta dinero nuevamente?". La policía se fue cuando vieron a mi cuñada tomar y elevar una pala de hierro. Mi marido también dijo: "Si alguien se atreve a venir aquí a mofarse de nuevo, no habrá misericordia".

Los funcionarios del pueblo que anteriormente me perseguían ahora saludan a los practicantes. Ellos dicen que los practicantes son personas en las que realmente se puede confiar.

Versión en chino disponible en: http://www.minghui.org/mh/articles/2014/10/27/修炼心性苦也甜-不畏艰难救世人-298181.html

Versión en inglés disponible en: http://en.minghui.org/html/articles/2014/11/26/147050.html

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