Permita que su vida brille en compasión

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Conocí a Jason tan pronto comencé a trabajar para este caótico laboratorio, el cual está dirigido por un matrimonio. Al laboratorio lo han apodado como “el almacén de marido y mujer”. Aquí soy el único a tiempo completo. Jason vino a trabajar como interno, ayudando en la investigación científica antes de obtener una beca como médico. Él espera que las experiencias de investigación de aquí le ayuden a construir una base para su futura carrera en calidad de médico y profesor.

Mi jefe es un hombre callado. Si estás haciendo un trabajo maravilloso, estarías de suerte si de él consigues un “está bien”. Pero si él está un poquito disgustado con tu trabajo, no te dejará ir, sin un “no está bien”. Verdaderamente para mí es una oportunidad para mejorar mi Xinxing (intención mental). Pero decirlo es una cosa y hacerlo es otra. El trabajo de aquí no me es un desafío. Incluso podría decir que soy altamente eficiente en mi trabajo. A pesar de eso, en mi tiempo libre, también voluntariamente ordeno lo desordenado del laboratorio. Mi jefe parece estar ciego a mi contribución y trabajo extra. Incluso me pone dificultades por naderías, su esposa también, hasta Jason comenzó hacerlo. Encarando sus constantes molestias sin ninguna razón, aún me mantenía con el corazón tranquilo, incrementando mi capacidad de tolerancia y trabajando incluso más duro en tal forma que cada uno se dé cuenta de la calidad de mi trabajo.

Una vez, mientras me apuraba terminando un grupo de experimentos, Jason me pidió que inmediatamente pusiera el solvente orgánico dentro de un gabinete ventilado. Su actitud fue muy descortés y ruda. En ese momento estaba concentrado en añadir un agente dentro del tubo de ensayo y no podía ser interrumpido. Le dije: “en un momento”. Aunque provocado por mi demora en cumplir con su pedido, Jason comenzó a gritarme con furia. Sentí que él estuvo extremadamente rudo, pero me esforcé por controlar mi temperamento y le dije con firmeza, “Por favor no me distraigas.” Sintiéndose extremadamente insultado, Jason no supo como disipar de inmediato su furia. Después de un rato se acercó a mí y en mi cara me dijo un par de cosas horribles. Puso su cara tan cerca de la mía que me pareció que estaba mirando de cerca una escena de cine. No perdí mi temperamento, pero difícilmente mantuve estable mis manos en el tubo de ensayo. Me detuve, mirándole a sus ojos le dije: “¡Adiós, te veré mañana!” Jason salió, ampliamente frustrado y exasperado.

¿Por qué Jason me trató de esta forma? ¿Por qué mis dos jefes me trataron así? ¿Era frívolo en mi trabajo? ¡Absolutamente no! Además de los experimentos asignados, me ofrecía de voluntario en muchos otros diferentes trabajos en el laboratorio. Lo hacía todo a la perfección. Al contrario de mis expectativas, cada uno me apuntaba con el dedo cuando no encontraban cualquier cosa del laboratorio. Aquellas tareas diferentes que no eran parte de mi trabajo, se habían gradualmente vuelto en mis obligaciones oficiales. Me pregunté a mí mismo: “¿Era errado trabajar como un descosido? ¿A qué se debía estar encubierto con tantas tribulaciones? ¿En qué erré? A veces debería actuar un poquito duro y rectificar este ambiente insano.”

Tuve otro conflicto con Jason. Él estuvo un tanto arrogante y furioso como la última vez, pero en esta ocasión le enfrenté y le dije: “Jason, en calidad de americano, debes saber como tratar con respeto a otros. No seas tan cerrado en ti”. Mi dignidad y actitud de calma hizo que se sintiera cabizbajo de vergüenza. Pensé que por fin había corregido este ambiente insalubre y le había enseñado que un cultivador no es igual a una persona común, para ser atemorizado.

Después de todo, compartí este incidente con una buena amiga. Ella dijo: “Lo que hiciste es señalar la parte débil de tu colega, en vez de responderle con compasión. Probablemente él encontrará oportunidades para su revancha”. En efecto, pocos días más tarde, mi jefe me regañó por algo. Supe que debería ser por alguna razón más profunda. Esta vez, en realidad investigué dentro de mí y descubrí algo. Mi jefe y colega sabían de mi diligencia y hábitos de excelente trabajo. Yo había inconscientemente buscado su aprobación y reconocimiento. Como practicante, había tratado de abordar mis deseos de persistencia. Como cultivador, debí haberme conducido de acuerdo con los estándares de Verdad, Compasión y Tolerancia, y no en la mejor forma de ganar la aprobación de los demás. Cuando se hace un buen acto, un practicante no lo hace para ganar el premio de otros, pero trabaja para el beneficio de otros y para elevar su Xinxing (o naturaleza mental) a través de su ambiente de trabajo. Después que descubrí mi apego y eliminé mi persistencia para ser aprobado, mi elocuencia y actos mejoraron naturalmente. Por tanto, todos mis esfuerzos en el trabajo se volvieron más naturales y altruistas. Luego noté que Jason también había cambiado.

Jason dejó de fastidiarme. Ocasionalmente, se ofrecía de voluntario para compartir tareas comunes. Una vez, Jason incluso se ofreció para mezclar tintes por mí. Le agradecí de inmediato lo que él había hecho por mí, pero me dijo: “Eso no es nada. ¡Tú también me has ayudado hacer muchas cosas!” Verdaderamente sentí que mi mente y comportamiento había imperceptible e informalmente influenciado y cambiado el ambiente.

Ha pasado un año en un cerrar de ojos. Jason estuvo por irse a otro lugar para convertirse en un médico. Originalmente había deseado ser organizar una fiesta de despedida para él en mi casa, pero desafortunadamente todos estabamos ocupados para tener un tiempo de fiesta. Luego decidí cocinarle yo mismo una comida china deliciosa.

En su último día en el laboratorio, le entregué a Jason una caja de comida que fue la merienda de despedida. Abrí la caja de comida y le expliqué acerca de cada platillo. “Este es Chinese Wonton, muy similar a los fideos que comimos la última vez, pero necesitas calentarlos en una sopa. Cuando llegues a casa, hierve los Wontons con dos tazones de agua y el sazonador de esta bolsa. Y estas son almejas, el platillo que a ti te gusta. Los preparé en acuerdo con la receta china, por tanto estoy seguro que te agradarán”. Después que terminé de explicarle esas comidas, levanté mi cabeza a sus ojos, ruborizados y humedecidos en lágrimas. Era obvio que él había sido tocado. “Mei, eres muy bondadoso, realmente eres muy bondadoso”, dijo él.

El hombre que tenía frente a mí era un hombre diferente al Jason que antes había conocido. Ahora Jason parecía un niño, mirando vergonzoso y sin ninguna beligerancia ni agresividad que una vez demostró. Estuve feliz por él que había mejorado. Lo siguiente que me dijo: “Mei, realmente no sé cómo hiciste para soportar este ambiente de trabajo aquí.” Sonreí y dije: “Eso no es nada. Si alguien sin razón se acerca a mí, no pienso que lo hace a propósito. Cada uno tiene diferente temperamento. Yo trataré de hacer lo mejor para perdonar a tales personas.”

Ese día, bajé con Jason las gradas para despedirle. Me dijo: “El jefe ni siquiera vino hoy a trabajar.” Supe que se sentía dolido, pero también supe que debía armonizarlo todo. Por tanto le expliqué, “El jefe tuvo hoy que salir del pueblo. Todos hemos estado muy ocupados en estos días”. Bajamos las gradas y mutuamente nos dimos la despedida. Mientras miraba alejarse a este joven americano, le decía en silencio: “¡Adiós, Jason! “¡Gracias por haberme dado la oportunidad de entender el poder de la compasión!”.

Versión en chino disponible en: http://www.zhengjian.org/zj/articles/2003/7/17/22562.html

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