Historias de la China Antigua: Moviendo un Dragón al Rio Huai

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Durante la era Kaiyuan en la dinastía Tang, Qi Huan, el gobernador feudal de la provincia Bian y el oficial de investigación de la provincia Henan demandaron que la corte imperial cavara un río de 18 millas (29 km) de largo porque la línea de flotación alta arriesgaba la seguridad de la ciudad Xu. Ellos pidieron que el río se cavara a fin de que el agua del mismo se pudiera desviar al rio Qing, y el peligro de inundación fuera eliminado a lo largo de los ríos Long y Huai. El condado y los gobiernos locales entonces siguieron adelante y cavaron el río.

Cui Yanwei, el director del condado Zhenyuan, y Bozhou juntaron a los oficiales y a los obreros y ellos cavaron miles de pies hasta que alcanzaron un templo de dragón. Cuando primero abrieron el templo, pensaron que era una tumba antigua. Pero se veía recién construido y el interior estaba muy limpio. Cuando miraron alrededor, vieron a un dragón con escamas de cinco colores acostado en el hueco. El dragón tenía más de 1 zhang (1 zhang = 12 pies/3.65 m) de largo, y cinco o seis carpas nadaban alrededor de él. Cada carpa era de aproximadamente un pie (31 cm) de largo. Había también dos tortugas de espíritu [mitológicas], cada uno 12 a 14 pulgadas (31-36 cm) de largo, y algunas tortugas comunes de nueve pulgadas (23 cm) de largo. Cui Yanwei reportó esto a Wu Yuanchang, el oficial a cargo de la excavación del río, y Wu Yuanchang lo reportó a Qi Huan.

Qi Huan les ordenó mover al dragón al río Huai y meter a las tortugas en el río Bian. Cui Yanwei movió al dragón y a las carpas a una distancia mayor de 200 millas (322 km). Cuando alcanzaron el banco del río Huai, millones de peces blancos nadaron hacia el dragón y el agua hirvió. Después de entrar al río Huai, el dragón empezó a disparar agua hacia arriba. Se acumularon nubes oscuras y pronto el dragón ya no se podía ver.

Wu Yuanchang envió a las personas a mover a las tortugas a Song, otra área. En el camino, había un estanque que los bloqueaba. Las tortugas grandes estiraron sus cuellos varias veces hacia el agua, y a la persona que movía a las tortugas le dio pena por ellas y las metió en el agua por un momento. El agua era de sólo unos pocos pies de ancho y menos de 6 pulgadas (15 cm) de profundidad. Sin embargo, las tortugas misteriosamente desaparecieron. No pudieron encontrarlas aun después de que vaciaron el agua. Entonces, habían pasado su tiempo en vano tratando de mover a las tortugas.

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