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El año pasado, un amigo mío invirtió dinero en el sector inmobiliario en China. Como los hombres de negocios de Taiwán frecuentemente son secuestrados e incluso miembros de sus familias son eliminados, contrató a dos guardaespaldas.
Hizo tomar una serie de fotografías con el fin de hacer publicidad inmobiliaria. En segundo plano de unas de sus fotografías, había un hombre sentado en meditación en una plantación de bambú, haciendo hincapié en el encanto de la tradición oriental.
Pero a causa de esta imagen, varios empleados de la compañía fueron enviados a la Oficina de Seguridad Pública y detenidos durante un largo rato. Al final, antes de poder ser liberados y bajo la presión de la Oficina de Seguridad Pública, les forzaron a firmar una carta que garantizaba que no tenían nada que ver con Falun Gong. No hay practicantes de Falun Gong en la compañía. Sin embargo, hasta esta compañía respetuosa de las leyes no fue capaz de escaparse a este tipo de hostigamiento. Este tipo de acciones por parte de la Oficina de la Seguridad Pública en China, que violan los derechos humanos, han enfriado los corazones de los taiwaneses que hacen negocios en China.
Mi amigo arriesgó su seguridad personal simplemente para hacer negocios en China. Sin embargo, él no ganó ningún dinero. En cambio, el gobierno y la Oficina de Seguridad Pública lo persiguieron. Había codiciado las condiciones ventajosas que se le habían descrito y creído las mentiras de las autoridades. Después de ir a China, se dio cuenta que había sido engañado. Entendió que en China la seguridad personal no está garantizada, sin hablar de la seguridad pública, de las condiciones económicas favorables, o de un tratamiento equitativo por el gobierno. Mi amigo ha vuelto a Taiwán y no sueña más en hacer dinero con negocios en China continental.
23 de noviembre de 2003
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