Durante los últimos cinco años, el régimen de Jiang Zemin abusó del sector psiquiátrico con el fin de perseguir a practicantes de Falun Gong. Esto fue una campaña llevada en dos frentes. De una parte, se atribuyó sin razón, a los practicantes de Falun Gong, crímenes rencorosos cometidos por personas trastornadas mentalmente. Por otra parte, las autoridades etiquetaron a practicantes, mentalmente sanos, como trastornados con el fin de poder enviarlos a hospitales e instituciones psiquiátricas para perseguirlos.
En primer lugar, los medios de comunicación del estado seleccionaron los casos más llamativos de homicidio. Con el fin de conectar a estos homicidios con Falun Gong, "Xinhua News Agency" y la televisión central china “CCTV” fabricaron un número de motivos que habrían hecho a practicantes cometer homicidios. Fabricaron eslóganes, que eran supuestamente palabras de practicantes, como “matar a personas es salvar personas”, “matar es una forma superior de benevolencia”, etc. Ninguna de estas palabras inventadas existe en ningún libro de Falun Gong. Mientras que estaban produciendo el mismo caso, "Xinhua News Agency" y "CCTV" atribuían para el mismo homicidio dos pretendidos eslóganes diferentes.
¿Reflexionen, si Falun Gong convierte a los practicantes en asesinos y hay tantos practicantes en China y en el mundo, no habría un número enorme de homicidios por todas partes? ¿Por qué jamás se produjo esto fuera de China? ¿Por qué jamás pasó esto antes del 20 de julio de 1999, fecha cuando la persecución comenzó? Estos cargos son claramente montajes para ayudar a justificar la persecución.
El segundo aspecto de este tipo de persecución es todavía peor. En muchos campos de trabajo forzado y en sus hospitales o clínicas afiliadas, practicantes detenidos son obligados a tragarse o a recibir inyecciones de drogas desconocidas que son perjudiciales para el sistema nervioso central. Algunos efectos de estas drogas conducen a paralisis parcial o total, pérdidas de la vista o de la audición, la atrofia muscular, la amnesia, el daño de órganos y psicosis. En ciertos casos, practicantes fallecieron en respuesta a estas inyecciones.
Practicantes en perfecta salud son enviados a hospitales psiquiátricos y campos de trabajo simplemente a causa de su creencia. Durante este tiempo, los crímenes cometidos por el régimen de Jiang Zemin llamaron la atención de la Asociación Psiquiátrica Mundial que prevee ir a Beijing con el fin de investigar este asunto. Sin embargo, este paso ha estado bloqueado por las autoridades chinas, que evidentemente no quieren que sus crímenes sean descubiertos.
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