Ilustración 1
Este método de tortura es llamado “atar las cuerdas". Es utilizado a menudo por los guardianes. Desvisten a los practicantes por encima de la cintura. Luego toman una cuerda ancha como el dedo meñique y la atan muy apretada alrededor de los brazos del practicante hasta que la cuerda desgarra la piel. Ponen las manos del practicante detrás de la espalda y las levantan. Esto causa un dolor atroz e insoportable. Según el "reglamento" oficial del campo, tal tortura debe ser utilizada no más de quince minutos, si no ambos brazos se vuelven insensibles. Cuando se quita la cuerda, prácticamente todas las partes que estuvieron en contacto con ella tienen un corte profundo y sangran. No hay sensación en los brazos y tarda semanas en curarse; ciertas personas se curan pasados dos o tres meses. Otros, los que han sido torturados más gravemente, quedan enfermos de por vida. En general, cuando los guardianes "atan la cuerda", utilizan al mismo tiempo varias porras eléctricas de alto voltaje, algunas de 300.000 voltios para chocar la cabeza, las mejillas, el corazón, la espalda, las axilas, los nervios ciáticos y otras partes del practicante. El extremo dolor vinculado a los suplicios de los choques de las porras eléctricas hacen que la gente pierda el control de sus intestinos y de su vejiga.
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