El fin de semana del 27 de septiembre de 2004, el partido laborista celebró su conferencia anual, que duró varios días. Durante los dos últimos, los practicantes de Falun Gong hicieron una exposición antitortura en la entrada del vestíbulo de la conferencia. El fin de esta actividad era la de utilizar esta oportunidad para informar a los delegados, al público y a los medios de comunicación la verdad de la persecución contra los practicantes de Falun Gong en China, que ya se ha cobrado al menos 1.059 vidas inocentes.
Aunque sólo se usó un método de tortura, con un practicante encarcelado en una pequeña jaula, el acontecimiento fue eficaz llamando la atención de los transeúntes, dando un mensaje claro del modo en el que los practicantes de Falun Gong son tratados en China. Durante estos dos días, además de la distribución de muchos folletos, más de seiscientas personas firmaron las peticiones que pedían justicia contra el instigador de la persecución, el antiguo líder chino Jiang Zemin. Mucha gente se paró para hablar con los practicantes y saber la situación, o se tomaban su tiempo leyendo los paneles que daban una clara idea de la tortura y malos tratos contra los practicantes de Falun Gong en China.
Un delegado, consejero de Shropshire, regresó a la conferencia con un colega al que animó a firmar la petición. La naturaleza bárbara del método de tortura quedó marcada tan fuertemente en su espíritu que pidió a los practicantes describírselo a su colega. Escuchando la descripción de cómo las agujas de bambú eran clavadas bajo las uñas de los dedos, sacudieron los dos la cabeza con incredulidad y dijeron que tales torturas eran draconianas. La gente de todo el mundo comienza ahora a ver la naturaleza verdadera y demoníaca de esta campaña de genocidio contra las personas que simplemente quieren practicar ejercicios tranquilos y vivir sus vidas siguiendo los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia.
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