Francia – París: Enseñando los ejercicios a un muchacho minusválido

A la hora que hacemos la práctica matutina en el parque, es todavía de noche. Cuando llegué esta mañana, distinguí la silueta de un muchacho haciendo estiramientos cerca del lugar donde practicamos; después de saludar a algunas personas, vi con sorpresa que se acercaba a mí; no había pensado que venía para aprender y observé que su cuerpo presentaba algunas limitaciones y su caminar era muy lento.

Le pregunté cómo se había enterado de Falun Gong y me dijo que a menudo paseaba a nuestro lado por el parque y que cada vez sentía verdaderos deseos de aprender. Comencé a enseñarle los ejercicios poco a poco, atenta, intenté adaptar mi modo de enseñar a su dificultad, por lo que era más lento y no podía tomar ciertas posiciones correctamente. Me preguntó si era una práctica de concentración y entendí que su problema le ofrecía más dificultad de concentración que a otra persona, por lo tanto, su empeño en el aprendizaje requería más esfuerzo. Después del primer ejercicio le dejé la elección de continuar aprendiendo los otros o repetir nuevamente el primero. Él me dijo que le era difícil recordar bien lo que acababa de aprender y entonces le expliqué que esto no tenía importancia, que íbamos a repetir el ejercicio y que su cuerpo lo recordaría. Había una buena comunicación entre nosotros. Aprendió totalmente el primer ejercicio y pude comprobar que al fin había mejorado sus movimientos bajo el efecto de la buena energía. Luego le enseñé el segundo ejercicio "La estaca parada Falun", y pudo mantener las posturas durante algunos minutos. La hora de la práctica terminaba y ya era de día, todo el mundo se estrechó la mano con gentileza y respeto mutuo, a lo que nosotros estamos acostumbrados, pero este gesto para los que llegan hacen del punto de práctica "una parcela de tierra pura”. Él estaba sonriente y relajado y nos dijo que iba a continuar aprendiendo.

Versión original en francés:
http://fr.clearharmony.net/articles/200501/17866.html