El 17 de enero de 2005, cuatro practicantes de Australia asistimos a la celebración del Festival anual de Dubai en los Emiratos Árabes Unidos. Con la autorización del organizador, fuimos a la ciudad internacional de Dubai para presentar Falun Gong y clarificar la verdad sobre la persecución. La celebración de este año era particularmente magnífica. Las exposiciones de más de setenta países atrajeron a 300.000 visitantes locales y extranjeros. Nuestra exposición se componía de banderas y pósteres en el interior de la primera puerta. Distribuimos información sobre Falun Dafa a la gente y casi todos aceptaron nuestros documentos. Luego, un hombre de nacionalidad china vino para echar una ojeada pero se negó a tomar la información y otra persona china sentada a distancia nos observaba constantemente.
Un momento más tarde, un responsable vino para decirnos que habían recibido una petición de la Embajada de China y que debíamos irnos y no distribuir nuestros documentos de Falun Gong dentro de la ciudad. Después de explicarle los hechos de la persecución, dijo que podíamos hablar de ello al día siguiente al mediodía. Cuando estábamos a punto de irnos, dos policías de los Emiratos Árabes Unidos de paisano hicieron su aparición y quisieron verificar nuestros pasaportes. Después, nos pidieron que nos marcháramos inmediatamente. Poco después, vimos a estos dos policías recorrer la ciudad internacional con la persona que estaba sentada a distancia observándonos. En ese momento, ambos policías vinieron y nos dijeron que querían hacer fotocopias de nuestros pasaportes. También tomaron nuestros materiales de clarificación de la verdad, incluidos los 30.000 impresos en árabe y en inglés que habíamos recogido de la imprenta esa misma mañana.
Era la segunda vez que los practicantes éramos hostigados por la Embajada de China de los Emiratos Árabes Unidos. En el año 2002, la Sra. Wang Yuzhi distribuía impresos a la gente en los Emiratos para denunciar la persecución que había sufrido en el campo de trabajo de Wanjia y la Embajada de China hizo presión sobre las autoridades para repatriar a Wang a China. Más tarde, el gobierno canadiense intervino y la ayudó dándole refugio en Canadá.
Las embajadas y consulados chinos en todo el mundo a menudo interfieren con las actividades de los practicantes de Falun Gong. La presión ejercida sobre las autoridades locales condujo a la policía local, que no comprendía la verdad, a actuar con poca prudencia. Creemos que a medida que cada vez más gente y gobiernos comprendan la verdad sobre Falun Gong, el mundo condenará ampliamente la conducta culpable de las embajadas chinas.
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