Dos de los policías de la obra tienen botellas de cerveza vacías, sugiriendo que ya están ebrios antes de comenzar a pegar y a patear a la practicante de Falun Gong que yace en el suelo. El tercer policía parece tomar normalmente la rutina violenta y fuma dando patadas a la practicante que aparentemente ya está herida seriamente por las atrocidades de los policías.
La serpiente, el zorro y el esqueleto por encima de las cabezas de los policías sugieren que sus espíritus pueden ya haber sido poseídos por criaturas monstruosas y demonios cuando no son sólo capaces sino que hasta disfrutan al perpetrar acciones tan inhumanas contra los practicantes de Falun Gong, que están llenos de paz y a los que los principios de 'cultivación' exigen que no devuelvan ni los golpes ni las injurias.
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