Hace un año, practicantes de Falun Dafa introdujeron la práctica en la isla Reunión, un enclave francés perdido en medio del Océano Índico. Después, decenas de personas comenzaron la práctica y descubrieron con entusiasmo los beneficios que les proporcionaba este método ancestral. Por otro lado, los practicantes informaron a la población de la violenta represión que sufren los practicantes de Falun Dafa en China. Varias actividades se han llevado a cabo con el fin de sensibilizar a los habitantes de la isla de las violaciones de los derechos humanos de los practicantes en China. Regularmente, stands de información se sitúan en las cuatro esquinas de la isla y los habitantes son informados de la situación en el mismo lugar. En efecto, esta isla, por otro lado la más desarrollada económicamente del Departamento de ultramar, tejió lazos privilegiados con Tianjin, una de las ciudades portuarias más importantes de China pero que a la vez alberga con total discreción dos campos de reeducación conocidos por su crueldad: Banqiao (para mujeres) y Shuangkou (para hombres). También Reunión, como muchas antiguas colonias, conoció la esclavitud, la barbarie y los mismos variados abusos que todavía hoy en día se pueden encontrar en ciertos lugares de China. Pero pasaron de un modelo esclavista autoritario a otro de tolerancia y respeto de los derechos de cada individuo. En efecto, esta pequeña isla reúne hoy en su superficie a todas las etnias del mundo entero. Así, pueden encontrarse europeos, africanos, habitantes de otras islas del Océano Índico, chinos, etc. Cada uno con sus creencias y su visión del mundo y todo ello con el respeto más grande, ya que practican cada uno sus credos con toda libertad y sin antagonismo. De hecho, los habitantes de Reunión son muy sensibles y receptivos a la persecución de Falun Gong en China; son numerosas las personas que han firmado las peticiones y condenado estos bárbaros métodos indignos de una gran nación en el siglo XXI. Estas reacciones llegan en un momento oportuno, ya que Reunión está a punto de convertirse en una verdadera plataforma de intercambio entre Francia y China, con el establecimiento de un consulado en proyecto mientras se intensifican los intercambios culturales y económicos de toda clase. Los practicantes simplemente sacaron provecho de este interés por China para hacer saber la verdad sobre numerosos chinos privados de sus derechos más fundamentales simplemente porque se entregan a la práctica de Falun Dafa, una serie de suaves ejercicios de inspiración budista y que se niegan pacíficamente a la influencia de un régimen totalitario que coarte su libertad de pensamiento y creencia.
* * *
Se autoriza la impresión y circulación de todos los artículos publicados en Clearharmony y su contenido, pero por favor cite la fuente.