Sin Falun Gong no estaría vivo

Soy un campesino de setenta años. Nunca tuve una buena salud y sufría de una dilatación de la próstata. Probé en vano varios tratamientos cuando un día mi vecino me habló de un cierto qigong (práctica y cultivación para el mejoramiento del cuerpo) que curaba las enfermedades. Esta práctica preconizaba la abstinencia de ciertos alimentos y le pedía al practicante comer solamente frutos y masajearse el estómago por la mañana y por la tarde. Era muy difícil. Quería sólo curar mi enfermedad. Gasté mucho dinero y sufrí mucho sin ningún resultado. Mi cuerpo se deterioraba día tras día.

Habiendo perdido ya la esperanza, mi hija me trajo el libro Zhuan Falun - que contiene las enseñanzas principales de Falun Gong y me dijo: “el hecho de leer este libro puede salvarte la vida”. Me preguntaba que tipo de libro era ese que podía salvarme la vida, pero a pesar de todo lo leí. Lo que menos me esperaba es que cuanto más lo leía, más me complacía hasta tal punto que no sentía hambre si dejaba de cenar. Me dije que era exactamente el precioso libro que buscaba. Para ayudarme, los practicantes de Falun Gong venían a mi casa por la tarde para estudiar la Ley (los principios y las enseñanzas de Falun Gong). Tres días más tarde el Maestro comenzó a purificar mi cuerpo. Persistía en mi estudio de la Ley y la práctica de los ejercicios cada día, mirando dentro de mí cuando me encontraba con algún problema y poniendo siempre en primer lugar a los demás en todo lo que hacía. Muy rápidamente mi cuerpo se volvió ligero y lleno de energía. Mis vecinos vinieron a preguntarme que tipo de medicina había curado mi enfermedad tan rápidamente. Respondí que practicaba Falun Gong y que Falun Gong enseñaba a la gente a ser buenas personas y que tenía efectos curativos milagrosos. Oyendo esto algunos vinieron para aprender Falun Gong y dijeron que querían también que su familia lo aprendiera. Mucha gente del pueblo comenzó a practicar Falun Dafa.

Desde el 20 de julio de 1999, cuando Jiang Zemin comenzó oficialmente la persecución de Falun Gong, empecé a practicar en mi casa. Cada día leía el libro a escondidas y no me atrevía a practicar los ejercicios y mi espíritu no se mejoraba. Muy rápidamente mi antigua enfermedad volvió y no lograba orinar. Mi hijo me empujó a ir al médico. En aquella época no veía claramente la situación y también fui al hospital. Después de haberme examinado el médico me dijo que debía llevar una sonda porque sino iba a desarrollar la uremia. Estaba asustado, pero acepté ponerme la sonda. Empezaba a orinar de nuevo pero tuve que quedarme en el hospital para observación. Pasaron dos semanas y en lugar de mejorar mi estado se empeoró. Finalmente no lograba orinar ni siquiera con la sonda. Viendo que nadie podía ayudarme en el hospital, mi hijo me llevó a casa de un médico de pueblo que me diagnosticó una uremia. Mis niños desamparados me llevaron al hospital del condado, pero en vano. Entonces, me enviaron al Hospital Universitario de Shenyang. Me operaron rápidamente, insertando un tubo a través del estómago para extraer la orina. Aunque tuve una pequeña mejora, estaba débil y nauseabundo y el médico me dijo que sólo me quedaba un año de vida. Cuando volví a mi casa me enteré que mi mujer se había partido el brazo. Las desgracias llegaban una tras otra. ¿Qué estaba pasando?

Con la intención de hablar de mi situación los compañeros de práctica vinierona a verme. Me dijeron que estudiara la Ley y que tratara de despertarme a la Ley y de mirar dentro de mí. Entonces le pedí a mi hija que me leyera el libro. El primer día podía estarme tranquilo para la lectura del libro. Cuando me sentía cansado me reposaba un poco y continuaba leyéndolo. Gradualmente comencé a tener hambre y mi salud comenzó a mejorar. Todos los miembros de mi familia dijeron que Falun Gong era verdaderamente poderoso. Como todos los dirigentes del pueblo y los aldeanos conocían mi historia, dijeron que Falun Gong era realmente bueno. Después de una clarificación continua de la verdad, muchas personas de nuestro pueblo aprendieron Falun Dafa.

Al ser testigo del poder magnífico de Dafa, el alcalde del pueblo comenzó a proteger a los practicantes de Falun Dafa. En la primavera de 2003, llegó un coche y los pasajeros preguntaron si había algún practicante de Falun Gong en nuestro pueblo. El alcalde del pueblo les dijo a estas personas que Falun Gong era bueno sin duda alguna, si no fuera así ¿cómo lo hubiera practicado tanta gente? Y continuó diciéndoles: “Si ustedes quieren ocuparse de nosotros, ocúpense también de nuestros campos; los campos necesitan agua urgentemente”. Así, la gente del coche se marchó sin decir una palabra.

Hoy todo el mundo en nuestro pueblo sabe que Falun Dafa es bueno. Con la ayuda de los compañeros de práctica salí de la tribulación de la enfermedad. Todos los que me vieron dijeron que no habría vivido si no hubiera existido Falun Gong. Gracias a la compasión del Maestro estoy vivo. A este punto querría devolver la llamada a todos los practicantes, si miramos hacia nosotros cuando tenemos problemas y si mantenemos los pensamientos rectos, podremos superar todos los obstáculos. ¡El Maestro nos espera!