Nota del editor: M Yuan Hongbin es un experto en derecho originario de China que vive en Australia
The Epoch Times
Torsten Blackwood / AFP PHOTO. Pone en escena los métodos de tortura infligidos por el PCC a los practicantes de Falun Gong. Delante del Tribunal Supremo de NSW donde se celebra un proceso contra Jiang Zemin acusado de genocidio |
Algunos intelectuales internacionales que se consideran desligados de los asuntos de este mundo, guardan silencio sobre la persecución que golpea Falun Gong en China. «No nos metemos en política» y «somos imparciales sobre la política del Partido Comunista Chino contra Falun Gong» son sus argumentos favoritos para justificar su silencio.
Recientemente, la Embajada de China en Australia hizo una declaración que criticaba los «Nueve Comentarios sobre el Partido Comunista» como siendo un "artículo anti chino" y diciendo que Falun Gong era un "grupo político reaccionario anti chino». Esto es una ofensa a la verdad.
Desde «la política de mando» de la era Mao Zedong a la era de «la insistencia sobre la política» de Jiang Zemin, el PCC repitió, sin cesar, que la política era dominio reservado del PCC.
Esto muestra claramente que los ciudadanos chinos, incluidos los practicantes de Falun Gong, están totalmente privados del derecho «de hacer política» porque sólo el Partido tiene este derecho. Es su privilegio, igual como se reserva el derecho a la crueldad y a la tortura como si fuera un privilegio especial.
Desde julio de 1999, Jiang y el régimen del PCC utilizaron sus recursos políticos y sociales para lanzar una persecución política sangrienta que pretendía erradicar las creencias y la práctica de Falun Gong.
En esta persecución política que no tiene límite, el régimen dirigido por Jiang cometió y continúa cometiendo atroces crímenes genocidas, no escatimó ningún recurso para burlarse de la libertad de creencia de sus víctimas a la manera de los peores dictadores de la historia.
Frente a tal persecución política, frente a las difamaciones, frente a las detenciones, frente a las torturas, frente a los homicidios y frente a la propaganda rencorosa, los practicantes de Falun Gong no renunciaron a sus convicciones.
Recurrieron a medios pacíficos para resistir a la tiranía, son el modelo de la fe que triunfa. Sin tregua ni fatiga denuncian el mal a los ojos del mundo y siembran las semillas de la libertad de creencia en numerosos países.
Estos últimos años, las manifestaciones de los practicantes de Falun Gong y su comportamiento prueban que no sólo protegen su derecho de credo, sino que también apoyan a otras comunidades en las que los derechos humanos son amenazados por la tiranía.
El PCC critica Falun Gong diciendo que los métodos pacíficos de los practicantes son "políticos". ¿Quiere decir esto que hacer oídos sordos y negarse a ver los crímenes de Jiang significa «no hacer política»? ¿Acaso el hecho de quedar pasivo y de permitir al PCC continuar burlándose de los derechos humanos sin tregua se llama «no hacer política»?
¿Acaso el silencio frente a los rumores difamatorios fabricados y lanzados por la maquinaria del PCC significa «no hacer política»?
Falun Gong no es una organización política, es una comunidad de practicantes y desde el principio de su transmisión jamás hizo política.
Esto viene por el hecho de que – tanto en el pasado como hoy - el pensamiento de los practicantes de Falun Gong y su práctica no tiene ningún interés en los asuntos de Estado, quieren simplemente denunciar la tiranía del régimen a los ojos del público.
Simplemente se esfuerzan por encontrar un sitio en la sociedad donde puedan ejercer su derecho de credo. Los ataques del PCC contra Falun Gong se manifestaron en la esfera política. La respuesta de Falun Gong vuelve pues a la esfera política, pero está privada de finalidad política.
Cuando oigo a estos "intelectuales indiferentes" que prefieren quedarse al margen, decir cosas como: «No nos implicamos en política; entre el PCC y Falun Gong, no nos oponemos a nadie, no apoyamos a nadie» esto me inspira mucha vergüenza viendo como la moralidad fracasa.
Esta hipocresía traiciona un sentimiento personal que es bajo, servil, egoísta y que carece del coraje de comprometerse en una causa justa.
Querría pues prodigar algunos consejos a la gente mediática de los círculos intelectuales que no aprueban o se oponen a Falun Gong: Acuérdese de las palabras de Voltaire: Piense por sí mismo y deje a otros disfrutar del privilegio de hacer lo mismo; que se parafraseó a menudo diciendo: Posiblemente no esté de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo.
Las declaraciones de la Embajada de China respecto a los «Nueve Comentarios sobre el Partido Comunista Chino» diciendo que es un «artículo anti chino» y que cualifica Falun Gong «de organización anti China», sacan así la conclusión escandalosa de que el PCC y el pueblo chino son sólo uno.
De hecho, la verdad es otra, si se mira el triste resultado del reinado del PCC, la destrucción de los recursos naturales (y entre ellos, no los menores: las vidas humanas) y su manera terrible de tratar la responsabilidad solemne de dirigir un país.
La historia y la realidad prueban que: El PCC es la vergüenza de China, es el régimen más criminal de toda la historia del pueblo chino.
Denunciar la tiranía del PCC con coraje es el signo más sincero y más respetuoso de la estima que se puede tener por el pueblo chino.
Versión en chino disponible en:
http://minghui.org/mh/articles/2005/2/28/96286.html
Versión en inglés disponible en:
http://www.clearwisdom.net/emh/articles/2005/3/3/58084p.html
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