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El domingo, 2 de abril, en el marco de la exposición contra la tortura que se está realizando por todo el país con el fin de ayudar a la gente a que conozca la persecución contra Falun Gong, un grupo de practicantes italianos fueron a la ciudad de Aoste. Esta ciudad es la capital provincial del valle de Aoste, región del gobierno autónomo al norte de Italia. El valle de Aoste está rodeado por los Alpes y Francia. Tiene la cumbre más alta de Europa, el Mont Blanc y es célebre por su riqueza turística y sus estaciones de esquí.
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En las calles del centro de la ciudad, ante los restos de la Puerta Romana de Pretoria, instalamos carteles de información y realizamos la exposición antitortura. La gente que daba su paseo de fin de semana y los turistas que pasaban por allí, se paraban para mirar las simulaciones vivas de los métodos de tortura utilizados por el Partido Comunista Chino para forzar a los practicantes de Falun Gong a repudiar sus creencias. Numerosas personas, después de leer nuestros carteles, firmaron la petición para el fin de la persecución en signo de simpatía y de apoyo. Una señora de mediana edad dijo: "pensaba que China actualmente estaba más abierta y desarrollada, pero jamás había pensado que tales cosas pudieran suceder. ¿Es posible que nos hayan mentido?"
Un padre que paseaba con su hijo al pasar por nuestra exposición contra la tortura, se pararon y sostuvieron una larga conversación con los practicantes. Al rato, ambos firmaron la petición. El hijo como todavía era menor, pidió permiso para firmar. Le dijimos que justo su firma tendría tanto peso como la de un adulto porque era su corazón que había expresado su apoyo para la gente compasiva. Una pareja de edad que paseaba con un cochecito se paró y la mujer firmó, luego le pasó la petición a su marido para que la firmara también. Luego tomaron un folleto que un practicante les tendía y se fueron agradeciéndonos. Otra persona de edad media expresó su admiración después de hablar con los practicantes diciendo "ustedes son tan pacíficos y firmes como Gandhi. ¡Les deseo buena suerte!"
Esta actividad de tres horas pasó muy rápido como siempre. Mirando el flujo continuo de gente que hacía cola para firmar la petición o viéndoles como paraban para leer nuestros carteles de información, verdaderamente no teníamos ganas de irnos.
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