El 21 de julio de 2005, durante la reunión para poner fin a la persecución de Falun Gong, en Washington DC, Ileana Ros-Lehtinen, miembro del Congreso, era una de las principales oradoras. La Honorable Ileana Ros-Lehtinen defiende desde hace tiempo Falun Gong y los derechos sus practicantes.
Lo que sigue es el texto de su discurso.
Verdaderamente es un honor estar rodeada aquí hoy de tantos amigos y gente que comprende el significado de libertad y de libertad de expresión.
Nuestro viaje fue difícil pero ustedes han demostrado su resistencia y su fuerza interior, una fuerza que proviene de su creencia profundamente arraigada.
Sostuve y presenté varias declaraciones en la cámara de representantes de los Estados Unidos que negocian medidas por la represión sistemática contra los practicantes de Falun Gong por Pekín, con el fin de traer justicia a los miles de hombres y de mujeres que han sido perseguidos por el cobarde régimen comunista chino.
Hoy estamos aquí para continuar nuestra batalla contra la perversa persecución, la tortura y el homicidio de los practicantes de Falun Gong a través del mundo. Admiro su devoción y su resolución para combatir por la libertad de expresión y de conciencia. Los Estados Unidos siempre se vanagloriaron de garantizar la igualdad a todos sus ciudadanos.
La libertad de creencia, la libertad de expresión, la libertad de practicar nuestra creencia son todas las libertades que consideramos sagradas. Pero, estas son libertades que el régimen chino niega a sus ciudadanos. Utilizando la intimidación y su influencia indebidamente, los funcionarios chinos tratan de exportar esta abrumadora negativa de los derechos humanos fundamentales a los practicantes del mundo entero.
Es en efecto el deber y el empeño del gobierno de los Estados Unidos condenar la negativa de libertad del régimen abrumador y tiránico de Pekín.
La República Popular de China no debe intentar, de ningún modo, influir o reprimir a los partidarios de Falun Gong que tratan de practicar su creencia en los Estados Unidos. La libertad de expresión deja de existir cuando a un grupo específico se le impide realizar sus prácticas y lo oprime.
Sin esta libertad, sin la idea que la humanidad tiene derecho a seguir una creencia, sin la palabra y la práctica de la libertad, el gobierno de los Estados Unidos, fundado sobre estos mismos principios, deja de ejecutar su función principal, la de asegurar sus derechos a la gente.
Juntos, venceremos.
Como refugiada política que se escapó de una dictadura comunista, verdaderamente comprendo su causa. Juro que continuaré trabajando con un gran fervor para que Falun Gong pueda practicar sin persecución u hostigamiento.
Gracias por este gran honor y sepa que nosotros, los miembros del congreso, aprobamos plenamente su noble causa.
Fuente:
http://www.clearwisdom.net/emh/articles/2005/7/31/63453p.html
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