Historias de la antigua China: Perdonar los errores de los demás

Bingji, primer ministro de la Dinastía Han, era conocido por su bondad. Un día que su cochero lo acompañaba en una salida, éste estaba tan borracho que vomitó en el carruaje. El jefe de gabinete de Bingi quiso despedir al cochero pero el primer ministro le dijo: "Nadie querrá contratarlo si se enteran que en su anterior puesto devolvió por estar borracho. Así que, olvidemos eso. Después de todo, no hizo más que ensuciar el asiento del coche".

El cochero residía en la frontera del distrito y estaba familiarizado con los procedimientos de transmisión de documentos fronterizos. Una vez, el vio unos caballos enviados desde una estación postal que transportaban dos sacos, uno rojo y el otro blanco. Sabía que había una crisis militar en la frontera. A continuación fue a la oficina del gobierno para informarse de la situación y se enteró de que las tribus del Norte estaban invadiendo las prefecturas de Yunzhong y de Dai.

El cochero volvió de nuevo corriendo e informó al Primer Ministro. Le dijo: "Estoy preocupado por el hecho de que los funcionarios de estas dos prefecturas son viejos y tienen mala salud. Si se encuentran en una situación de guerra, no sabrán cómo gestionarla".

Bingji estaba de acuerdo y llamó a los funcionarios del Ministerio de Asuntos Civiles para informarse sobre las condiciones de vida de los funcionarios en estas dos prefecturas. Antes de obtener la información, el Emperador lo convocó, y también al Censor Imperial, y les dijo: "Las tribus del Norte invadieron las prefecturas de Yunzhong y Dai. ¿Cómo gestionan la situación los funcionarios de estas prefecturas?"

Bingji dio una respuesta concreta, que encantó al Emperador. Pero el Censor Imperial obtuvo las reprimendas del Emperador, al ser incapaz de dar una respuesta inmediata y satisfactoria.

Al perdonar los errores de los demás se recibe a menudo una doble compensación. Los que pretenden vengarse son estúpidos.

Extraído de "La Historia de los Han".