Etiopía, 11 de septiembre de 2007: un país del este africano entra en el nuevo milenio, el año 2000, según el calendario etíope.
Para esta ocasión Addis Abeba preparaba la gran fiesta del milenio con muchas actividades, entre otras una maratón por la ciudad, ocasión que el Partido Comunista Chino quería aprovechar para hacer venir a 2.500 chinos. Decidimos participar con el fin de dar a más gente la ocasión de conocer la verdad a propósito de Falun Gong, la persecución y la posibilidad de posicionarse bien. Antes de la partida, reflexionamos en cómo organizar bien nuestras actividades diarias con el fin de que nuestra presencia en ese país fuese la más eficaz. A nuestra llegada fuimos cordialmente recibidos por los practicantes locales, pero nos informaron que por razones de seguridad, la ciudad había anulado todas las principales actividades de la fiesta. Dimos un profundo suspiro pensando: "Es el momento de cultivarse y de hallar una buena solución".
Al día siguiente ya estábamos en las calles distribuyendo folletos. Nos esperaba una sorpresa. Una muchedumbre se aproximaba para tomar la información y hubimos de tener cuidado de no bloquear la circulación en la calle. Comprendimos rápidamente que todo era diferente. Nuestras experiencias de clarificación de los hechos en Europa no podían ser aplicadas aquí. Entonces, con los practicantes locales encontramos nuevas soluciones. Con un taxi lanzadera y un microbús para 20 personas acudimos a las afueras. Una vez más nos quedamos sorprendidos al ver al taxista distribuir en seguida a los pasajeros la pila de folletos que los practicantes locales le habían proporcionado. Todo el mundo los leía atentamente; unos planteaban cuestiones, otras empezaban la discusión sobre la persecución en China. Es gracias a la distribución de folletos en un microbús que se realizó hace varios años, que la relación predestinada fue establecida a través del coordinador principal del Falun Gong en Etiopía.
A nuestra llegada fuimos a la redacción de uno de los principales periódicos del país. Por suerte el redactor jefe se encontraba allí y nos recibió. Después de haberle felicitado el Año Nuevo le informamos sobre la persecución y la sustracción de órganos en China. Nos escuchó atentamente porque jamás había oído tales cosas respecto a China.
Luego tomamos otro microbús, en el cual los pasajeros leyeron y reaccionaron del mismo modo, para acudir a la redacción del diario más grande del país. Un artículo de media página fue publicado en la página 3 de su edición dedicada a la fiesta del milenio, de venta semanal. Nuestro artículo deseaba una feliz fiesta al pueblo etíope, les explicaba que Falun Gong era bueno y les informaba sobre la persecución en China.
Más tarde, un practicante se encontró con un conocido que trabaja para una organización humanitaria que proporciona trabajo a las personas en paro. Esta asociación en seguida nos invitó a su fiesta de fin de año para hacer una presentación de Falun Gong e informarles sobre la persecución en China. Fue un gran éxito. Varios periodistas y fotógrafos estaban presentes. Los numerosos invitados quedaron conmovidos y nos desearon buena suerte. El director hizo un discurso en el que decía que Falun Dafa es bueno y condenaba la persecución en China.
En respuesta a una invitación para participar en una gran manifestación de Kung Fu en la ciudad de Gambella, situada a 770 Km. de Addis Abeba, hicimos el viaje en avión. Gambella, situada junto a la frontera con Sudán, es la capital de una región habitada por varias etnias. En esta ciudad la circulación se resume en algunos coches de auxilio social y un viejo coche de bomberos chino. Los habitantes se desplazan a pie como si el tiempo se hubiera parado. No es extraño que la sala de deportes sirva a la vez de lugar para la práctica de deportes y de lugar de encuentro para las diferentes comunidades. Fuimos acogidos calurosamente a nuestra llegada y gratamente sorprendidos al saber que en Gambella hay más de 60 practicantes.
Durante esta gran fiesta, ante una numerosa muchedumbre, los practicantes locales presentaron Falun Gong. Luego bajo el título "Falun Gong es bueno" improvisaron de modo muy conmovedor un drama respecto a la persecución y las torturas de las que son víctimas los practicantes en China. El pueblo tiene poco acceso a Internet, por lo que era aún más asombroso ver su entusiasmo en su participación con tan solo el conocimiento de la situación a través de la lectura de los impresos. Durante todo ese día alquilaron el viejo coche de bomberos para circular por toda la ciudad informando por megafonía a la población respecto a Falun Gong y respecto a la represión en China. Cada día la gente venía a nuestro hotel para plantearnos cuestiones y preguntar dónde podían comprar el libro Zhuan Falun. Afortunadamente el libro pronto será publicado en lengua Amharique.
Un día alquilamos un coche y fijamos nuestras banderolas sobre el techo para ir a la ciudad de Bonga, donde se encuentra un gran campo de refugiados con una escuela. Los refugiados principalmente vienen de Sudán y de Darfour. El responsable, que no se encontraba en el lugar, no nos dio autorización para ir al campo y fuimos a beber un café a un pequeño restaurante. Poco tiempo después, dos señores vinieron a preguntarnos por el significado de las banderolas fijadas sobre el coche. Les dimos un folleto y les clarificamos la verdad. Nos pidieron un libro y si podían tener muchos folletos para distribuirlos en la escuela. Eran justamente el director y el profesor de la escuela a los cuales buscábamos.
Un joven que venía cada día para hacer los ejercicios con nosotros y para aprender cómo leer el libro nos dijo: "Sería bueno si todo el mundo conociese Falun Gong, esto permitiría resolver los conflictos étnicos en nuestro continente".
En las prisiones los presos fabrican objetos de arte para pagar su alimento. Un policía nos propuso ir allá para mirar estos objetos de arte. Le seguimos entregándole un folleto al guardián, el cual leyó atentamente y luego nos pidió todo un paquete que se apresuró a distribuir a los presos. En el patio todo se calmó porque todos los presos leían.
De regreso a Addis Abeba asistimos a un acontecimiento muy importante; la primera conferencia de la Ley en Etiopía. Varios practicantes habían venido de muy lejos en autobús por caminos difíciles de transitar durante la estación de las lluvias. Había muchas emocionantes experiencias. En esa calurosa y armoniosa atmósfera todo el mundo participó en la comida siguiendo la tradición etíope.
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