El emperador mismo educa a su hijo
En chino Taizi (la corona principesca) también es llamado Chujun (el rey en tren de espera). Elevar al trono a un buen sucesor es un trabajo muy importante porque esto repercute en la larga y buena salud del país. De hecho, el emperador Taizong de la Dinastía Tang lo tomó muy en serio. Su sucesor, Li Zhi, era una persona gentil y justa pero le faltaba coraje y determinación. El emperador Taizong estableció planes meticulosos para que Li Zhi conservara sus cualidades y mejorara sus puntos débiles.
Taizong seleccionó a una persona muy sabia llamado Fu Zuo, para que fuera el preceptor del príncipe. Sin embargo Taizong también tomó un interés personal en la educación del príncipe, pidiéndole que residiera en un palacio situado cerca del suyo para que ambos, padre e hijo, pudieran verse a lo largo del día y para que Taizong pudiera supervisar y guiar a su hijo en toda ocasión. Taizong hizo uso de un método no ortodoxo para educar a su hijo. Dejó a un lado la enseñanza de los manuales y trató de darle una enseñanza compartiendo sus pensamientos acerca de las cosas que iban encontrando en su vida diaria.
Cuando veía al príncipe comiendo, Taizong le decía: "Debido al duro trabajo que cada año realizan los campesinos, nosotros podemos tener algo para comer. Cuando comes deberías pensar en las dificultades que los granjeros tuvieron que soportar para cosechar el grano. El alimento que se te ha servido no es algo fácil de obtener. Que tu corazón pueda sentir lastima de los campesinos y limitar tus deseos. Entonces el cielo verá ciertamente que tienes la sabiduría de agradecer tu buena fortuna y te legará incluso mejor fortuna y te permitirá tomar alimentos hasta la saciedad".
Cuando veía al príncipe montar a caballo, Taizong lo instruía: "Aunque el caballo sea un animal doméstico tiene también sentimientos. Debes amarlo. Cuando lo montas, debes pensar en el trabajo, en la dura marcha que está realizando y debes retenerte para no hacerlo trotar demasiado rápido. No puedes agotar al caballo hasta la fatiga. Así, el cielo verá que tienes la humanidad de tratar los temas con amor y te hará rico y honorable, te permitirá montar siempre los caballos".
Cuando veía al príncipe en un barco, lo instruía: "El agua puede hacer navegar a un barco pero puede también hacerlo zozobrar. La gente del pueblo es como el agua y el monarca como el barco. Si el monarca trata a la gente del pueblo por los actos buenos y virtuosos, éstos querrán al monarca. Si el monarca es un tirano y no presta atención a las necesidades del pueblo, la gente le tratará como a un enemigo y le traicionará. Exactamente como el agua, que aunque pueda llevar al barco también lo puede hundir. No puedes permitir ser imprudente con este asunto".
Cuando veía al príncipe disfrutando la frescura bajo la sombra de un árbol, Taizong le decía: "Cuando un árbol crece, no suele hacerlo normalmente recto, pero un carpintero puede utilizar los instrumentos para transformarlo en troncos bastante largos y sólidos como material de construcción para construir un palacio. Un monarca que crece en un palacio no puede conocer todo y cometerá ciertamente errores. Pero sólo y modestamente escuchando los consejos de sus ministros podrá corregirse y enderezarse, para convertirse en un emperador estimado".
Era evidente que el emperador Taizong de la Dinastía Tang no sólo era el padre del príncipe sino también su más estricto profesor. Utilizaba las experiencias del día a día para enseñarle los principios más profundos al futuro rey, en la esperanza de que un día pudiera reinar sobre la nación. Sus enseñanzas tuvieron un efecto excelente porque estaban llenas de vida y eran fáciles de comprender.
Bajo la atenta dirección de Taizong, el hijo no decepcionó a su padre y se convirtió en un buen rey. Siguió las enseñanzas de su padre, prestó atención a los votos del pueblo y cumplió su promesa de mantener un reinado justo. En numerosos dominios, políticos, económicos, culturales y otros aspectos, lo que construyó tenía como base lo que había aprendido de su padre y así, alcanzó éxitos incluso más grandes que los de su propio padre. Sus éxitos confirman que el emperador Taizong había escogido y educado a un sucesor digno. El emperador Taizong no era sólo un dirigente político y un táctico excepcional sino también un maestro en formación, enseñanza y trabajo con gente virtuosa.
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