Historia de dos generales, profecía y búsqueda de "El arte de la guerra"

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"El arte de la guerra", un manual básico y atemporal sobre estrategia, informó sobre los pensamientos de muchas mentes calculadoras, desde generales a CEOs; también salvó de las fauces del peligro y de la traición a Sun Bin, el descendiente de Sun en China.

Sun Bin, descendiente de Sun Wu, autor de "El arte de la guerra". (Wang Shuang-K'uan / La Gran Época)

Pero fueron las enseñanzas de sabiduría, sinceridad, benevolencia, coraje y rigor del libro, que acompañaron al más joven de los Sun a través de sus días más oscuros de traición y humillación a manos de Pang Juan, su hermano mayor de juramento.

Un maestro, dos discípulos
Desde una temprana edad, Sun y Pang aprendieron de Guiguzi, un taoista ermitaño, en un valle del oriente de China. Este maestro se especializaba no sólo en estrategia sino también en leer la suerte, en debates y cultivación personal.
Tenía una profecía sobre sus dos discípulos: Pang, siempre ambicioso, debía ser leal a Sun y si fallaba en esto llegaría al final con miles de flechas.

Entonces Pang avanzó sirviendo al poderoso estado de Wei, haciéndose un nombre para sí mismo como un general sin parangón. Pero olvidó la profecía de Guiguzi.


Sun Bin aprende de un clásico oculto
Cuando Pang Juan pasaba afuera ganando fama y gloria, Sun Bin permaneció con su maestro en ese remoto valle. Fue sólo entonces que Guiguzi reveló que poseía "El arte de la guerra", manual de 13 secciones de estrategia militar escrito por Sun Zi, ancestro de Sun, más de cien años atrás. Este texto una vez se perdió, pero el viejo ermitaño preservó una copia.

Una representación de Sun Bin de la Dinastía Ming, artista desconocido. (Public Domain)


Guiguzi dijo que quien fuera que dominara las enseñanzas establecidas en "El arte de la guerra", tendría la posibilidad de marchar por el mundo sin oposición. Guiguzi decidió que Pang Juan no tenía carácter que coincidiera con esos conocimientos, pero sí estarían a salvo en manos de Sun. En tres días, había aprendido el texto de memoria.

Cuando Sun Bin fue a unirse con Pang Juan en el Estado de Wei, Guiguzi le advirtió que un día lograría la excelencia, pero sólo para servir a su tierra natal, Qi.

Una mentalidad tenebrosa
Tan pronto Sun Bin llegó al Estado Wei, Juan Pang comenzó a desautorizarlo. Ansioso por conocer los secretos que Sun había estudiado con Guiguzi en su ausencia, conspiró para cortarle las rodillas y tatuarle la cara a Sun Bin, marcándolo como traidor y obligándolo a quedar bajo el cuidado de Pang Juan.

Al principio, pensando que Pang lo había salvado, Sun comenzó a escribir "El arte de la Guerra" para pagar su deuda. Sin embargo, debido a la intervención oportuna de un empático siervo Sun descubrió las malas intenciones de su hermano. Así que fingió locura, quemó el texto que había producido y sigilosamente se escapó al Estado Qi donde comenzó a cumplir la profecía de Guiguzi.

El regreso de un estratega
Sin darse cuenta de la fuga de Sun, Pang Juan continuó ganando victorias para su estado. Los dos se reunieron finalmente en batalla y por primera vez Pang fue derrotado. No mucho tiempo después, tuvieron un segundo encuentro, en el que la profecía de Guiguzi llegó a buen término.

La noche previa a la batalla, al cruzar el paso de Maling, Pang descubrió que los árboles habían sido talados para frenar su avance; él estaba eufórico al pensar en el terror de su enemigo. Sin embargo, un árbol con su corteza despojada había quedado de pie, tenía grabado ocho caracteres, ilegibles en la oscuridad. Pang encendió una antorcha que reveló el voto: "Pang Juan encontrará la muerte bajo este árbol".

“El arte de la guerra”, inscrito en tiras de bambú, desenterradas en 1972 de la Montaña Yinque, Linyi, Shandong. Las tiras se remontan al siglo segundo a. C.

Justo entonces, diez mil arqueros del ejército de Sun Bin, escondidos en los cerros, dispararon sus flechas desde todas las direcciones. Las palabras elusivas, recordando la promesa rota de Pang, eran ahora una realidad.

Como Pang agonizaba, Sun Bin se acercó a él y escuchó al general maldecirse a sí mismo por no haber matado a Sun antes. Sin que Sun pudiera hablarle, Pang Juan ya había sacado su espada y se había suicidado.

Humilde victoria
"El arte de la guerra", presenta a la guerra como un mal necesario que debe ser manejado quirúrgicamente y tan decididamente como sea posible. Sun Zi enseña la eficiencia estoica, desapegada de éxitos y de reveses temporales.

De esta manera, los mejores comandantes resuelven los conflictos sin esfuerzo.

"Por lo tanto sus victorias no le dan a él ni reputación por sabiduría, ni crédito por valor. Él gana sus batallas por no cometer errores", escribe Sun Zi.

Además de traicionar a su compañero de estudios y de ignorar a su maestro, Pang Juan estaba apegado a la gloria y a la fortuna que le ofrecía ser un general. Fue presuntuoso y paranoico, lo que lo condujo a convertir a Sun Bin, en el pasado su hermano prometido, en un enemigo mortal.

Como "El arte de la guerra" habría descrito a los dos discípulos: "Así es que en la guerra el estratega victorioso sólo busca la batalla después de que la victoria ha sido ganada, mientras que aquel que está destinado a derrotar en primeras peleas, luego busca la victoria".

A pesar de todos los males que Pang había cometido contra él, Sun Bin no albergó ningún rencor. En cuanto a Sun Bin mismo, siguió los pasos de su antepasado. Después de confiar "El arte de la guerra" a las autoridades Qi, Sun volvió a la naturaleza y vivió en recogimiento.

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