China es un país gobernado por la ley. Es una ley que significa que si alguien habla francamente y critica al Gobierno, puede terminar en un campo de trabajo. Si una mujer tuvo más de un niño, bajo la política del hijo único, puede ser esterilizada a la fuerza, o lo que pasó numerosas veces, una mujer embarazada puede ser encerrada en una habitación hasta que acepte el aborto. Si alguien dice lo que piensa y se adhiere a un sindicato independiente, o si participa en un velatorio religioso, puede terminar en un campo de trabajo. Esta es la clase de ley utilizada por China para reprimir y controlar al pueblo. El Gobierno de China sólo tiene un único criterio, que es mantener el poder y controlar cada aspecto de la vida de los ciudadanos, y cualquiera que desafíe este sistema es merecedor de encarcelamiento, de tortura, y quizá incluso de muerte. Amnistía Internacional documentó miles de casos de personas que sufrieron esta suerte allí. Por el momento, hay más de 200.000 personas en los campos de trabajo por crímenes que ya no figuran como crímenes por el Gobierno chino. En el campo de trabajo, la gente debe aguantar los golpes, el hambre y la muerte como un hecho cotidiano. Al mismo tiempo que hablamos, miles de miembros del movimiento Falun Gong se enfrentan a esta suerte allí.
Amnistía Internacional pide al Gobierno de China que adopte medidas efectivas para interrumpir la tortura, permitir la libertad de expresión y que se someta a los compromisos bajo la ley internacional de los derechos humanos.
Actualmente, el Gobierno de China intenta también imponer una nueva legislación represiva por medio de los tribunales de Hong Kong, que limitaría seriamente la libertad de expresión, la libertad de asociación y el derecho a expresarse libremente en público. Creemos aquí en las mismas cosas, hablamos de derechos humanos, pero a veces, estamos atrapados en los mecanismos legales de la ley y el lenguaje de los derechos humanos. Olvidamos simplemente lo que es ser humano, tener el derecho a vivir, creer, vivir nuestra vida en términos humanos y que es algo que se niega al pueblo de China diariamente.
Amnistía Internacional llama a la liberación inmediata e incondicional de Feng Liu y de los otros miembros del movimiento Falun Gong, actualmente detenidos en prisiones o cárceles de China. Y esperamos que, como miembros del público, presten su apoyo a esta campaña y sigan manteniendo la presión sobre el Gobierno de China.
Muchas gracias.
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