MADRID Los seguidores de la ancestral disciplina Falun Gong denunciaron ayer en Madrid la persecución y el exterminio al que están siendo sometidos desde que Jiang Zemin subió al poder.
Los practicantes de esta disciplina son perseguidos por el Gobierno chino desde 1999, una década después de la matanza de estudiantes en Tiananmen y de la subida al poder del antiguo dirigente Zemin.
Los argumentos esgrimidos por el Ejecutivo de China para llevar a cabo esta persecución se basaban en el riesgo de que una corriente al margen del control gubernamental contara con más adeptos que el propio Partido Comunista. En 1999, el Gobierno calculó que el 5% de los chinos practicaba Falun Gong, lo que suponía un importante colectivo de más de 80 millones.
Cinco años antes del comienzo de las persecuciones y detenciones injustificadas, el propio Ejecutivo chino había reconocido a Falun Gong por medio de diplomas sus beneficios en el campo de la salud.
Desde 1999, comenzaron las desapariciones, torturas y el mutismo total por parte del Gobierno, lo que ha convertido a Falun Gong en un secreto de Estado: ni los medios de comunicación chinos publicaban las denuncias de sus practicantes.
En la actualidad, se han iniciado acciones judiciales contra Jiang Zemin a nivel internacional como presunto culpable de la muerte de 500 seguidores de Falun Gong, según informa Amnistía Internacional.
Las propias fuentes de Falun Gong calculan el número de muertos en 2.000, ya que es imposible acceder a los archivos del Gobierno y obtener una cifra contrastada.
Los denunciantes también culpan a Jiang Zemin del ingreso forzado en hospitales psiquiátricos de 1.000 seguidores de Falun Gong, que posteriormente fueron sometidos a torturas, a causa de las cuales muchos detenidos fallecieron.
Persecución global
Actualmente, hay querellas a la espera de ser admitidas contra el ex presidente Jiang Zemin en Chicago, San Francisco, Suiza, Bélgica, Francia o Australia, por citar algunos ejemplos. Además, Falun Gong cuenta con el apoyo de organizaciones internacionales como Amnistía Internacional, Human Rights y más de 80 congresistas y senadores de EEUU. A Zemin se le acusa de crímenes contra la Humanidad, genocidio y torturas.
Las querellas también se dirigen contra la Oficina 610, un organismo estatal cuya única función era perseguir a Falun Gong.
Quien está dando a conocer esta situación es la ciudadana australiana de origen chino Dai Zhizhen. Su marido, su familia política y la suya propia fueron víctimas de la crueldad del régimen chino.
Ahora está recorriendo Europa con la intención de que salga a la luz la persecución que están sufriendo los seguidores de esta ancestral disciplina oriental, Falun Gong, destinada a mejorar el cuerpo, la mente y el espíritu a través del ejercicio y la meditación.
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