Cuando estaba a punto de colgar mi segunda pancarta en la mañana que conmemoramos el día mundial de Falun Dafa, me golpearon por la espalda y caí al suelo, en un pequeño hueco, entre un coche y un muro, levanté la vista y era un hombre vestido de negro. Mantenía su pie sobre mi pecho, impidiendo moverme y dificultándome la respiración, revisó mi bolsa y encontró dos pancartas, varios marcadores de libros, billetes en los que habíamos escrito mensajes de la persecución y sobre Falun Dafa, algunos miles de yuanes en monedas sin mensaje alguno y un teléfono móvil. Entonces, colocó el teléfono móvil y las monedas en su bolsillo mientras que las pancartas, los marcadores de libros y los billetes los volvió a poner en mi bolsa. En ese momento me dijo: "¿Sabes quién soy?; me dedico a arrestar a los practicantes de Falun Gong como tú. Te he estado siguiendo por largo tiempo y me pagarán 3.000 yuanes si te entrego a la policía".
Mientras estaba tirado en el suelo, desde mi corazón dije, "Maestro ayúdame! No debo ir a una oscura prisión". Mientras enviaba pensamientos rectos, le dije a aquel hombre "Retira tu pie. No voy a escaparme, Dafa salvo mi vida, hablemos". Le conté como Falun Gong me había devuelto la salud y lo feliz que me hacía. Le dije que como yo me había beneficiado de la práctica, así quería que otros también se beneficiaran y que por eso lo que estaba haciendo era bueno. "Mira las palabras Verdad-Benevolencia-Tolerancia", le dije: "Te están diciendo que debes ser una buena persona".
Le hable sobre el episodio de la autoinmolación en la plaza de Tiananmen y de cómo fue planeado para difamar a Falun Gong, también le dije que Falun Gong se practica en todo el mundo. Mis siguientes palabras fueron "Siento que tienes un buen corazón. Si me dejas marchar habrás hecho lo correcto y los dioses lo verán". El dudó, y yo seguí enviando pensamientos rectos y explicándole los principios para como ser una buena persona y la ley de retribución, que recibimos lo que damos. Entonces el me dijo "Si te dejo libre y te apresan de nuevo, tú me delataras y entonces me arrestaran". A lo que le respondí "Lo que estoy haciendo es por tu bien. Nunca voy a implicarte". Seguí hablando y enviando pensamientos rectos por más de una hora.
Finalmente decidió dejarme libre. Pensando en voz alta como liberarme de forma segura dijo: "Hay muchas patrullas de madrugada y no puedes salir de este recinto por otra entrada porque si no eres cuidadoso te arrestarán, el muro es muy alto y difícil de escalar y hay muchos policías en el exterior. Llamaré a un taxi y te acompañaré a casa". Entonces paró un taxi y seguidamente me devolvió la tarjeta de mi teléfono móvil. Yo le animaba diciéndole "Estas haciendo lo correcto. Aunque no consigas los 3.000 yuanes hacer una buena acción no tiene precio. No persigas nunca más a los practicantes de Falun Gong y en el futuro te felicitarás por haber hecho la elección correcta".
Al día siguiente me llamó, Lo invité a cenar y le conté muchos más detalles. Me devolvió el teléfono móvil y dijo que, en unos días, también me devolvería las monedas añadiendo "No sé el motivo por el que sentí que debía llamarte. Realmente te admiro. Ahora mismo estoy aturdido. Ayer en la noche estuve pensando sin parar, Tú eres una buena persona. Voy a escucharte y voy a dejar de hacer eso. Ojalá te hubiera encontrado antes". Yo le dije: "Debes ser y actuar como una buena persona, no importa lo difícil que a veces sea. Puedes llamarme si surgen dificultades, pero no vuelvas a hacer maldades nunca más". En ese momento le di una tarjeta de Falun Dafa con un mensaje impreso y le dije que recordara siempre que Falun Dafa es bueno, él asintió con la cabeza.
Ahora sé que el Maestro usó el arreglo hecho por las viejas fuerzas como un medio para poder ayudar a esta persona. Reflexionando calmadamente sobre la experiencia que había tenido, la sensación era como si hubiese estado soñando. Yo no hice mucho realmente, fue la compasión del Maestro la que arregló todo y ayudó a aquel hombre a encontrarse a si mismo.
Gracias Maestro, por protegerme y guiarme en este viaje. No hay manera que pueda pagar lo que ha hecho por mí, tan sólo me queda hacer las tres cosas bien, con mis mejores y mayores pensamientos rectos.
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