El carácter chino 真 Zhēn (verdad) está compuesto por dos ideogramas 十 (shí) y 目 (mù). 十 es el caracter para el número diez y simboliza el mundo en diez direcciones según el pensamiento budista, y 目 representa el ojo. Por lo tanto, 十目 corresponde al ojo celestial, también llamado “el ojo que todo lo ve”.
Este carácter deriva de la creencia china de que sólo las cosas sobrenaturales, tales como deidades, tienen la habilidad de reconocer la verdad y la realidad. Se dice que las deidades no tienen trabas ni están limitadas por ninguna restricción. En contraste, los humanos están limitados por puntos de vistas subjetivos y restringidos por la percepción sensorial originada por el cuerpo humano.
真 Zhēn juega un papel central en el sistema de creencia daoísta. En el daoísmo, el hombre procura trascender el mundo material a través de la práctica espiritual. Esforzándose hacia la verdad, el daoísta intenta regresar a su origen en el universo.
El propósito del daoísmo es lograr 真人 (zhēnrén) “persona verdadera”, lo que significa un ser verdaderamente completo. La teoría de 真人 expone que cuando uno ha obtenido la verdad, coexiste en armonía con el universo. Este estado es sinónimo de la noción budista de la iluminación. La persona verdadera es libre de cualquier noción, concepto, percepción o limitación, porque él/ella representa libertad absoluta y vacío, el estado que es llamado Dao.
A diferencia del carácter 真, los dos caracteres 假 y 偽 representan falsedad o falsificación. Ambos caracteres muestran a la izquierda el ideograma 亻, que es el caracter de “hombre” o “humanidad”. Mentiras y falsedades, según la mitología china, se originan en la psiquis humana.
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