Eterna gratitud

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Comencé a practicar Falun Dafa en 1999. Echando una mirada atrás sobre mi camino de cultivación de más de 10 años, a menudo me salen lágrimas. Mi agradecimiento al Maestro está más allá de las palabras. A menudo le digo a mi familia que pase lo que pase, incluso si es algo no deseado o inesperado, es siempre el hecho de mis insuficiencias en mi propia cultivación. Soy yo quien no cumple con los criterios de la Ley y el que decepciona al Maestro. No tiene nada que ver con la ley, y eso no quiere decir, tampoco, que el Maestro me haya abandonado. Es que yo no soy un buen estudiante.


Yo estaba con una discapacidad física antes de practicar Dafa. En el mes siguiente al inicio de mi cultivación, me recuperé milagrosamente. Así que siempre he sentido una profunda admiración por Dafa y por el Maestro. Para mí, el Maestro es un Maestro Divino, y la práctica de Falun Dafa, un sistema divino de cultivación. En el fondo de mi corazón sé que mi vida pertenece para siempre a Dafa. Hay un viejo proverbio chino que dice que después de haber recibido una gota en un favor, se debería devolver un arroyo continuo a cambio. Hay otra expresión que dice que una gran ayuda verdadera está más allá de todo reconocimiento. Desde que mi vida fue salvada por Dafa, yo nunca podría hacer lo suficiente para pagar, mi vida pertenece pues a Falun Dafa. En ese momento, yo no tenía un profundo conocimiento de la ley, pero mi fe en el Maestro y la ley era puro y sincero.


Incluso más tarde, después de que comenzó la persecución, aunque hubo todo tipo de mentiras, nunca tuve dudas de seguir al Maestro ni ningún pensamiento de abandonar la práctica. Desde mi propia experiencia, lo verdadero y lo falso, todo estaba muy claro para mí. Los funcionarios de diferentes niveles, en el Municipio de Cantón, vinieron uno tras otro a visitarme. Dejando mi domicilio, a menudo decían: "No sólo no he conseguido transformarte, sino que casi me transformas a mí. Así que puedes practicar en casa, pero por favor, no salgas a la calle a practicar". Rara vez uno de ellos ha vuelto a verme otra vez.


Mirando hacia atrás, me doy cuenta de que mi fé en el Maestro y en Dafa era simple, lo que realmente vino de mi corazón y por lo es tanto indestructible. Es mi determinación sin condiciones lo que me permitió pasar todas estas pruebas, una tras otra. El Maestro se ocupó de mí y no permitió que esta gente continuara acosándome. Mirando hacia atrás, a menudo derramo lágrimas.


Cuando escuché el anuncio del 19 de julio de 1999, diciendo que el régimen comunista iba a prohibir a gran escala a Dafa el día siguiente, me sentí muy mal. Era como si mi vida hubiese terminado. Decidí ir a Beijing para apelar por Falun Dafa y decirle a la gente que fue un terrible error el prohibir Dafa. Quería hablarles de los beneficios de Falun Dafa en base a mi experiencia personal. Tomé un autobús a Beijing y durante el viaje, en mi mente experimenté todo tipo de sentimientos.


Mientras esperaba a que saliera el próximo autobús, vi a una persona sentada al lado de la carretera. Estuvimos hablando mucho y me preguntó si iba a apelar. Luego dijo: "Al ver tanta gente viajar al mismo destino, el caso es que esto debe ser para apelar. Sin embargo, podría ser que haya controles río arriba para bloquear a la gente como usted. Posiblemente un rodeo por el campo de maíz podría ayudarle. Lo escuché, pero no presté atención en lo que decía. El autobús llegó y subimos inmediatamente a bordo. Poco después, un grupo de agentes de policía y funcionarios del gobierno detuvieron el autobús y nos pidió que bajaramos. Yo estaba preocupado, al mismo tiempo vi cerca, un campo de maíz de gran tamaño. recordando la palabras de esta persona, entré en ese campo. Para mi sorpresa, el régimen comunista había creado muchos puestos de control, deteniendo el tráfico para la inspección cada 5 kilómetros (10 li). Entonces pedí ayuda al Maestro para ir a Beijing, para apelar por Dafa, basado en mi experiencia personal. Con este pensamiento, a partir de este momento, nadie del equipo de inspección me habló ni echaron una mirada sobre mí.


Después de haber llegado a la capital provincial, me esperaban todavía más dificultades. Los agentes de policía trataban a cada pasajero como un criminal y exigían a todo el mundo un carnet de identidad para comprar el billete. No tenía carnet de identidad y esto me inquietaba mucho. Entonces alguien necesitó devolver dos billetes de tren a Beijing, y cogí uno. En la sala de espera de la estación, el número de agentes de policía casi era el mismo que el de los pasajeros. Uno de los agentes descubrió que no tenía carnet de identidad y les gritó a sus colegas: "¡Esta persona no tiene carnet de identidad!" Pero nadie respondió, y un momento después, se fue.


Cuando el tren se acercaba a Beijing, la atmósfera estaba tensa de nuevo. Grupos de policías, cuyos rostros parecían casi deformes por el nerviosismo y la ira, verificaban los billetes y los carnets de identidad de los pasajeros uno por uno. Después otro de los agentes había descubierto que no tenía carnet de identidad, también gritó en la dirección de sus colegas. Y de nuevo, ninguno de ellos pareció oír o estaba dispuesto a hacer algo. Pasé de nuevo.


Finalmente pude llegar a Beijing. Al salir de la estación, vi a los agentes de policía situados a ambos lados del pasillo con porras en la mano, mirando los billetes y los carnets de identidad de todo el mundo. Habiendo aprendido de mis experiencias recientes, en lugar de avanzar con nerviosismo, adopté una actitud relajada. Cuando estaban a punto de controlarme, alguien gritó algo y todos volvieron la cabeza para mirar. Aproveché la oportunidad y me fui.


Muchos practicantes de mi comunidad se trasladaron a Beijing a apelar. Todos fueron arrestados en diferentes puntos a lo largo del camino, excepto yo. Las autoridades locales estaban enojadas y confundidas. Dado que el régimen de Jiang xx había vinculado los resultados de los funcionarios a Falun Gong, es decir, sus salarios y su promoción futura, habían usado todos sus recursos para bloquear a los practicantes. ¿Cómo yo, en tales circunstancias, pude llegar a Beijing?


Aquí comparto mi experiencia, no para mostrar cómo lo hice bien, sino para expresar mi agradecimiento por el cuidado atento del Maestro. Mi viaje a Beijing ha validado la poderosa virtud de la compasión de Dafa y del Maestro. Esta experiencia creó una base para mis futuros esfuerzos en la validación del Fa. Yo había ganado la confianza y el coraje, a partir de ahí hice muchas cosas. Más tarde, escribí más de mis experiencias allí. Aquí, quería justo compartir el hecho de que a la vez que podamos sobrepasar nuestras nociones humanas, seremos testigos de la grandiosidad de Dafa y seremos capaces de hacer cualquier cosa. Por otro lado, si nos sentimos avergonzados por nuestros propios conceptos y no tenemos una fe suficiente en el Maestro, o la Ley, vamos a crear nuestros propios problemas que nos impiden la validación del Fa.


Traducido del Inglés: http://www.zhengjian.org/zj/articles/2010/12/26/70528.html

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