Todas las manifestaciones divinas rinden homenaje a la misericordia divina del Maestro

El 20 de mayo de 1995 tuve la fortuna de conocer a los practicantes de Falun Dafa. Yo tenía 25 años. Desde ese día, no deje mi cultivación. Esto fue para mí el mayor honor de poder seguir al Maestro, que me guía en la cultivación. Incluso soportando una tortura atroz durante este período mortal, hice todos los pasos con respecto al despertar, el fortalecimiento, la atención del Maestro y me quedé tranquila al estar privada de todo en este mundo. Sentí la inmensa misericordia del Maestro más allá de las palabras. Voy a contar algunas historias que muestran la grandeza del Maestro y la magnificencia extraordinaria de Dafa.

El momento en el que no sentía dolor, mi cuerpo estaba ligero
El 1 de mayo de 2000, me escapé de una fuerte vigilancia y pude evitar la detección de las autoridades, mientras caminaba hacia la Plaza de Tiananmen. Era la segunda vez que iba a la plaza de Tiananmen para validar el Fa. Pensé como una partícula de Dafa, sabiendo que el Maestro y Dafa había sido falsamente acusado por la prensa estatal, sino daba un paso adelante para cumplir con mi deber sagrado para disipar las mentiras difamatorias, mi vida habría sido en vano.

Cuando me senté con las piernas cruzadas, uní mis manos y recité el Fa del Maestro para eliminar el apego del miedo. Sentí que estaba haciendo mi mayor paso adelante para la gente de este mundo. De repente, sentí que mi cuerpo estaba alto y fuerte, tuve una sensación de aislamiento, como si la multitud desapareciera de la plaza principal. Más tarde, no sé cuando, dos policías armados me agarraron del brazo y me arrastraron hasta un vehículo de la policía. Me llevaron a la comisaría de Qianmen. Los practicantes de Dafa de todo el país fueron llevados allí. Inmediatamente fueron desviados a otros centros de detención.

Aparte de repetir mi petición para detener la persecución, no respondí a las preguntas de la policía. La policía recurrió a la tortura llamada "Llevar una espada en la espalda". Me ataron las manos a la espalda, una por encima de mi hombro y otra en contra de la espalda baja. Los oficiales a continuación, aplicaron una gran fuerza para tirar de las manos una hacia la otra y me pusieron las esposas. Justo cuando sentí que mis brazos se rompían a causa de un dolor insoportable, una corriente cálida pasó por mi cuerpo aliviándome el dolor de mis huesos.

La policía continuó obligándome a estar de rodillas con la cabeza levantada. Un policía estaba sobre mi pie manteniéndose en esta posición. De vez en cuando, me daba una palmada o me golpeaba. Otro agente me agarró la mano y me tiró violentamente de las esposas haciéndome un corte en las muñecas. Entonces, un policía grande y de alta estatura, me dio una patada cuando estaba en el suelo antes de levantarme y llegar a ponerme en cuclillas de nuevo. Un oficial delgado y pequeño entró. Encendió un cigarrillo y me lo metió en la nariz. El dolor era terrible, las gotas de sudor y las lágrimas corrían por mi cara.

A pesar de un dolor insoportable, me quedé tranquila sin alimentar el odio. Yo no pensé aceptar nada de la policía. Sólo pensé en las esposas, que podrían estar un poco más flojas, no habría estado más equivocada. Pero el dolor siguió aumentando. Me di cuenta de que era un concepto humano. Tomé mi decisión: Defender la verdad del universo, ni el dolor ni la muerte me va a parar. Este poema del Maestro se hizo eco en mi mente:

Vivir sin expectativas,

morir sin arrepentimientos;

extinguiendo todo pensamiento excesivo,

cultivar el fo no es difícil.

("Sin existencia" de Hong Yin)

En ese momento, ya no sentía dolor, mi cuerpo era ligero. Cuando la policía me quitó las esposas, había perdido toda la sensibilidad en las manos. Un policía me dijo que moviera los dedos para no quedarme discapacitada. Al día siguiente estaba de vuelta en mi ciudad natal. Me recuperé en cuatro meses.