La tortura es inaceptable y una prohibición total contra todo tratamiento inhumano que atenta contra la dignidad de la persona debe ser promovida de la manera más rigurosa posible. La tortura es uno de los atentados más innobles contra los derechos humanos.
La apertura de la sesión de los derechos humanos en Ginebra es la ocasión de quebrantar el silencio que rodea la práctica de la tortura y de devolverles la voz a las víctimas que padecieron en su cuerpo y en su dignidad. No se tortura solamente para hacer hablar, sino sobre todo para silenciar.
«El objetivo de la tortura es hacernos callar a todos y a todas, y no solamente a todos y a todas que son torturados sino también a todos los que la tortura nos asusta hasta el punto de hacernos pasivos» (Dr. Inge Genefke, miembro de honor del Centro Internacional de Rehabilitación de las Víctimas de la Tortura).
El mejor aliado de la tortura, es el silencio. Pasillos secretos, quintas clandestinas, lugares secretos de detención, cuyos estados niegan la existencia.
Quebrantemos pues este silencio y condenemos la tortura dondequiera y contra quienquiera que sea practicada. Ninguna religión, práctica deportiva, ejercicio de la libertad de opinión pero también ningún crimen o delito cometido justifica la tortura. Hay otros medios para castigar a las personas que cometieron un acto reprensible.
En este sentido apoyo la lucha de los seguidores de Falun Gong que luchan contra las prácticas inhumanas ejercidas contra los miembros de este movimiento.
María Roth-Bernasconi
Consejera nacional socialista de Ginebra
Versión en francés disponible en :
http://fr.clearharmony.net/articles/200403/12707.html
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