La decisión de ir a Pekín en enero de 2002 para apoyar a Falun Gong fue tomada simplemente por el practicante de Falun Gong, Earl. Hablando con un periodista de Clearharmony en su casa al oeste de Londres, este operador de TV de cuarenta años contó como se inspiró a ello debido al viaje de treinta y cinco practicantes de Falun Gong occidentales algunos meses antes. Un día un practicante me llamó y dijo: “¿Has pensado en hablar con los practicantes occidentales que fueron a la Plaza Tienanmen? ¿Has pensado en hacer lo mismo?”. Respondí seguidamente: "Sí, hagámoslo, vayamos”. Así fue. Compré en Internet billetes de avión. Algunas personas de diversos países de Europa nos iban a acompañar. Teníamos la intención de acudir a la plaza Tienanmen.
En octubre del año anterior un grupo de treinta y cinco occidentales habían conseguido con éxito mostrar una gran pancarta sobre la plaza Tienanmen sobre la cual se leía: "Verdad, Compasión y Tolerancia". La plaza Tienanmen es el lugar dónde decenas de miles de practicantes de Falun Gong se reúnen para hacer apelaciones legales y constitucionales. Por eso, a menudo son detenidos, apaleados y enviados a campos de trabajos forzados donde soportan torturas y sufrimientos inimaginables. Para los occidentales que tuvieron el coraje de acudir allí estos últimos años, los riesgos son menores en comparación y sólo sufrieron golpes y algunos días de detención. Pero los practicantes chinos que acuden arriesgan mucho más que eso. Corren el peligro de recibir el mismo trato que las decenas de millares de practicantes que sufren torturas y golpes en los campos de trabajos forzados y en los centros de detención donde permanecen encarcelados durante años. También corren peligro de perder realmente la vida en los campos de genocidio que ya ha matado a más de 960 personas.
En el caso del grupo de Earl hasta no llegaron a la plaza Tienanmen. Después de algunos días de turismo en la capital, la policía llamó a la puerta de la habitación de su hotel. Esto fue una verdadera sorpresa. Aunque esperaban encontrar a la policía cuando organizaron su apelación, no creyeron que fueran a buscarlos al hotel. A pesar de esta presencia inesperada, Earl dice haber sentido poco miedo: "Había una ligera aprensión, nada más”. Dijeron: “¿Pertenecéis a Falun Gong?” Al principio no respondimos a esta pregunta evitándola hasta que uno de nosotros dijo: “Si, somos practicantes de Falun Gong”. No me sentía furioso, no sentía nada. Era una situación curiosa, pasábamos de un momento a otro sin saber realmente lo que iba a suceder.
La policía de Beijing se negó a ponernos en contacto con la Embajada británica, diciendo que puesto que no estábamos detenidos, no había ninguna razón para ponerse en contacto con ellos. Sin embargo, si fuimos detenidos y llevados a varios vehículos que esperaban fuera. Tal y como salíamos y nos llevaban afuera para ser trasladados en los furgones, el grupo aprovechó la ocasión para gritar a la gente que se encontraba en los alrededores en chino: "Falun Dafa Hao" (Falun Dafa es bueno). Earl dijo que aunque eran las únicas palabras chinas que conocía, traducían lo que quería decir. En primer lugar, en ese momento, toda persona que nos oía comprendía que éramos unos practicantes occidentales de Falun Gong; en segundo lugar vieron que nos arrestaron y en tercer lugar entendieron el mensaje de que Falun Gong es bueno.
El camino hacia un lugar desconocido de Beijing fue largo. Durante el trayecto, los raptores nos ignoraron y nos pidieron silencio. Una vez llegamos, el equipaje fue registrado; incluso nosotros lo fuimos y nos hicieron pasar por un detector de metal y otras medidas de seguridad. "Como en los aeropuertos, pero diez veces más", según Earl. Viendo la naturaleza pacífica de Falun Gong, tales medidas no eran necesarias. Earl piensa que era una táctica para intimidarnos, pero era evidente que no estábamos afectados.
Luego quisieron dividirnos, pero no lo permitimos, llegamos cuatro y no queríamos separarnos. Pero aun así tomamos cada uno nuestro camino por separado. Pienso que cada persona tuvo su propia experiencia. Para mí fue una noche entera de interrogatorio. Me interrogaron por turno. Siempre los mismos torrentes de preguntas: “¿Quién te envía?” “¿Quién organizó esto?” “¿Quiénes son sus contactos en China? Sentían malestar porque lo habíamos decidido nosotros mismos, que habíamos pagado nuestros billetes con nuestro dinero duramente ganado, porque queríamos decir la verdad al pueblo chino.
Esta experiencia es el resultado de la misma naturaleza de la persecución, que tiene en su haber una campaña de calumnias contra Falun Gong. Falun Gong ha sido mancillado en China por una imagen política que lo muestra en oposición al Partido Comunista. Esto les permitió a los iniciadores de la persecución poner al Partido Comunista contra Falun Gong y propagar el odio entre la población china que mezcla los conceptos de nación y gobierno.
Según Earl, mantienen tal imagen de Falun Gong porque se les pidió tomar tal orientación: "Querían que se percibiera desde este ángulo: Oh! mire a esta gente, han sido enviados aquí para turbar nuestro país, han sido enviados por esta gente, estas organizaciones...”. Esto quiere decir que pueden designar a alguien y tratar de hacer una acción política. ¡Pero esto no es así! Esto es un informe sobre los derechos humanos y trata sobre la persecución de la moral y del hombre bueno.
A través de su conversación con ellos, Earl sintió que la inmensa mayoría de los policías eran así mismos víctimas de la campaña difamatoria contra Falun Gong y que sabían pocas cosas sobre su verdadera naturaleza y del papel positivo que jugó Falun Gong en la sociedad china antes de la persecución. La reacción de un policía de edad media cuando le mostró fotos tomadas antes de la persecución, con los estadios llenos de millares de personas que practicaban los ejercicios, sorprendió a Earl: “Miró una de las fotos y preguntó: ¿Dónde sucede eso?” Reflexioné. "Espere un minuto, por favor, dígame, ¿dónde sucede esto? Esta foto ha sido tomada en China. No comprendo. ¿Son fotos de gente que practican en China y usted me pregunta dónde sucede?” Recuerdo que trató de guardar esas fotos. Otro policía quería tirarlas y entonces él trató de guardarlas para contemplarlas.
Para Earl, que estaba en sus últimos años de la treintena, la mayoría de los policías que le rodeaban, de veinte años, parecían niños. “La inmensa mayoría, pensó, no tenía ni idea de que se trataba, sólo obedecían órdenes”. Los practicantes detenidos en Beijing verdaderamente sintieron que era una vergüenza ver que el pueblo chino fue evidentemente engañado por Jiang Zemin y su régimen.
Earl fue interrogado cada noche, pero curiosamente sintió poco cansancio. Estuvo despejado durante la noche. Él recuerda que a la mañana siguiente uno de los policías que se había ido hacia la una de la madrugada, volvió a las ocho y tenía mal aspecto. Tenía los cabellos hirsutos, los ojos rojos y estaba verdaderamente de mal humor. Le dije alegremente: "Buenos días, ¿durmió usted bien?” Y contestó: "¡No, no dormí bien en absoluto!” Uno de los jóvenes policías me dijo: "¿Cómo es que está en forma?" Dije: "Pienso que es porque practico Falun Gong". Se hizo el silencio y fue un momento especial.
Ese mismo día, más tarde, el grupo fue expulsado. Aunque no pudieron realizar el proyecto de despertar la conciencia al pueblo chino, a su vuelta a Inglaterra, su prueba fue anunciada en los medios de comunicación locales y nacionales. También, aunque no hubieran podido hacer su apelación en China, fueron capaces de llamar la atención de la persecución y de llegar a la gente del Reino Unido.
Recordando el tiempo que pasó en China antes de su detención ilegal, Earl dijo que había encontrado al pueblo chino caluroso y amistoso. "No sabíamos hablar ni escribir en chino, pero por todas partes donde íbamos alguien que hablaba inglés se acercaba y pedía: ¿Puedo ayudarle? ¿Qué necesita? ¿Que puedo hacer por usted? Me ofrecían albóndigas o me invitaban a probar su comida. Eran encantadores. “Me sentí triste al pensar que el pueblo chino sufre por la persecución de los practicantes de Falun Gong". Sabiendo que miles de personas lo practicaban juntas en la inmensa mayoría de los parques antes de la persecución, Falun Gong brillaba por su ausencia … "Como están en plena persecución no había ningún signo de Falun Gong. Tenía la impresión de que querían erradicarlo completamente, para que no quede memoria de ello. Pero en el fondo tengo la impresión de que actualmente está profundamente arraigado en el espíritu chino”.
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