Cuando los suecos oyeron que el régimen de Jiang iba a establecer leyes de la dictadura política china en Hong Kong, exclamaron con desesperación: "Hong Kong se está encaminando hacia una dirección equivocada. Esperamos que vuestros esfuerzos puedan ayudar exitosamente al pueblo de Hong Kong".
Muchos suecos vinieron a firmar voluntariamente en apoyo al pueblo de Hong Kong. Una chica joven convenció a su pareja para que firmara la petición de apoyo. Una señora que había vivido muchos años en Hong Kong se mostró muy descontenta con esta nueva ley. Un caballero mayor nos explicó que había estado tanto en China como en Hong Kong y que le gusta mucho el pueblo chino, y nos dijo textualmente: "Esta minoría de personas que se autodenominan lideres del pueblo, ¿cómo pueden traicionar a su propio pueblo?
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