Usualmente, la carga regular de trabajo eran 170, pero cada uno de nosotros fue asignado con 390. Una persona lenta tendría que trabajar todo el día y toda la noche. Cada vez había una inspección externa o visitas de forasteros, la policía del campo mantenía la carga de trabajo en 170 por persona y así nosotros podíamos terminar nuestras tareas en la tarde. Sin embargo, nos tenían que despertar a las 2 de la mañana para ponernos al día. Ellos aumentaban arbitrariamente la carga de trabajos a los practicantes que no cooperaban con los instructores del campo. Los detenidos en el campo trabajaban muchísimo.
Con el propósito de establecer disciplinas de trabajo, el 26 de febrero del 2003, los burócratas del trabajo y educación emitieron una orden de castigar severamente a los practicantes que rehusaran ejecutar trabajos de esclavos. Junto con otros practicantes detenidos en el campo de trabajos Shuangkou, yo fui obligado a firmar y atenerme a estas órdenes. Este campo tiene cinco divisiones. En la mía, habían 12 personas que rehusaron firmar el acuerdo a pesar de diversas amenazas y molestias. El campo formó un grupo especial de conquista para golpearnos y torturarnos consistente en 6 policías. Un día, un policía del campo me sacó de la planta de procesos para llevarme a la oficina del segundo piso, con 7 policías líderes y dos detenidos no practicantes. Las ventanas, puertas y cortinas estaban muy bien cerradas. Ante una señal de un oficial de policía, los dos detenidos me bajaron a la fuerza mis pantalones junto con mi ropa interior y me levantaron el sweater para cubrir mi cabeza. Luego me empujaron al suelo. Como estaba sin ver, sólo pude sentir los golpes eléctricos de 7 bastones en mis muslos, áreas privadas, axilas y pecho. EL policía gritaba: te vamos a hacer desear que estés muerto ¡veamos si firmas o no! Mi piel y carne estaban agonizando, quemados como carbón, y la habitación llena de olor a carne quemada.
Otros practicantes pasaron por la misma tortura. La policía del campo aumentó el número de bastones eléctricos para aquellos que aun se resistían a cooperar. El manual de uso de los bastones eléctricos de 150.000 voltios advierte que no se debe aplicar en cabezas humanas. Pero la policía del campo ignoró completamente esas advertencias y golpeó con electricidad nuestras caras, sienes, frentes y alrededor de nuestros ojos. Incluso, algunas veces ellos ataron a los practicantes a una cama e insertaron el bastón en sus bocas durante prolongados períodos de tiempo. La policía del campo golpeó con electricidad muchas partes de mi cuerpo. Tardé mucho tiempo en recuperarme, y aún tengo cicatrices.
Un tal oficial de policía, Sr. Zhang Ruixiang, declaró descaradamente, Tenemos el poder del Partido. Si queremos, podemos golpearlos hasta matarlos. Incluso si ustedes mueren de verdad debido a los golpes, y ¿qué? Es fácil inventar una excusa. El incentivo del campo para obligar a la policía a que los practicantes renuncien a su creencia en Dafa era 300 Yuan y ahora ha aumentado a 500 Yuan [casi el salario mensual de un trabajador urbano].
En este campo de trabajos forzados, fuí testigo de la trágica muerte del Sr. Chen Baoliang como resultado de la tortura policial.
Versión china disponible en:
http://www.minghui.ca/mh/articles/2003/6/18/52456.html
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