Un día de junio, nada más entrar por la puerta de la escuela, Fadu y su madre se vieron rodeadas de los niños que estaban de recreo gritando contentos: “Ha venido Fadu, ¡hola Fadu!”
Además de la práctica de los ejercicios y de doblar flores de loto de papel, a los niños suecos también les gusta el baile de Fadu. La belleza del baile de una niña representa el espíritu de una flor de loto que no se mancha aun estando en un estanque de barro. El baile también refleja su felicidad por haber crecido entre practicantes de Dafa, el recuerdo de su padre, su condena a la persecución y la esperanza de un maravilloso futuro.
El baile de Fadu ganó los aplausos de los alumnos suecos y las profesoras que también son madres lloraron de emoción.
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