El subcomité de Promoción y Protección de la Comisión de los Derechos Humanos de la ONU celebró su 56º conferencia entre los días 26 de julio y 13 de agosto de 2004 en el Palacio de las Naciones de Ginebra, Suiza. El 30 de julio, un representante de la organización Interfaith International dio un discurso sobre las responsabilidades de las empresas multinacionales en el tema de los derechos humanos. Esta es la traducción de este discurso:
Señor presidente, damas y caballeros:
En primer lugar, les agradecemos por concedernos la oportunidad de dirigirnos a ustedes.
En nombre de Interfaith International, les agradecemos sus trabajos que son cada vez más emergentes.
Queremos que presten atención sobre la procedencia de los productos principalmente fabricados en China.
En realidad, cada vez hay más informes que indican que algunas fábricas chinas falsifican las marcas comerciales para ocultar un sistema económico de esclavitud y además intentan ocultar esta realidad ante las empresas occidentales.
Por ejemplo la compañía Nestlè estuvo implicada en esta cuestión en el 2001. Por aquel entonces, Nestlè compró una cantidad de conejos de juguete que en realidad fueron fabricados en un campo de trabajos forzados situado al sureste de Pekín. El 90% de los presos de este campo de trabajo son inocentes, pues fueron encarcelados solamente porque practicaban un tipo de qigong llamado Falun Gong que sigue los principios universales de Verdad, Benevolencia y Tolerancia. Estos practicantes sometidos a brutales torturas e incesantes persecuciones tuvieron que trabajar duramente como esclavos. Todos los productos salidos de este campo están manchados de sangre y lágrimas.
En China hay muchas fábricas que son en realidad campos de trabajos forzados de este tipo. Lamentamos profundamente el rechazo por parte de China a la visita del investigador especial en cuestiones de torturas de la ONU. La mayoría de las empresas comerciales y empresas multinacionales y sobre todo los consumidores de Occidente ignoran la procedencia de estos productos. Este sistema de esclavización está diseñado por el gobierno chino, apoyado por diversos sectores sociales, fomentando aún más la corrupción del país.
Los presidentes de las empresas que tienen sus fábricas en China corren el riesgo de ser acusados de participar directamente en esta persecución de erradicación de entre 70 y 100 millones de inocentes personas que practican Falun Gong, persecución iniciada por el ex presidente chino Jiang Zemin. Como ejemplo, las empresas Mary Kay y Volkswagen advirtieron oficialmente a los empleados que practican Falun Gong.
Muchas empresas de inversores extranjeros tanto grandes como pequeñas, permanecieron en silencio después de saber esta realidad, porque tenían que defender sus intereses económicos. No se dan por aludidos por las llamadas de unos famosos abogados sobre derechos humanos que pueden acusarlos como cómplices del más grave caso de persecución y genocidio. La amplitud y los métodos de esta persecución son los peores: difamación, calumnia, provocación al odio, expropiación de bienes económicos y culturales, brutales torturas, asesinatos, etc. Un cuarto de la totalidad de la riqueza de China es utilizada en esta persecución. Por eso, todos los contratos comerciales, las inversiones y las empresas establecidas en realidad están apoyando esta persecución iniciada por Jiang Zemin y sus cómplices. Por otro lado, estas personas están querelladas penalmente en Chicago y en otros quince países más acusados de torturas, crímenes en contra de la humanidad y genocidio.
Estas empresas todavía no cayeron en la cuenta de que sus ayudas en la economía china están al mismo tiempo fomentando la brutalidad y la violencia en este país. Desde julio de 1999, los practicantes de Falun Gong que revelan la verdad de esta persecución, ya sean chinos o extranjeros, son espiados, intimidados, seguidos, pinchados los teléfonos, atacados sus ordenadores, inscritos en listas negras, amenazados incesantemente y atacados físicamente. El primer ejemplo de ataque físico fuera de las fronteras chinas ocurrió a finales de junio de 2004 en Sudáfrica, cuando unos practicantes de Falun Gong de Australia llegaron a aquél país para querellarse contra dos funcionarios participantes directos de la persecución de Falun Gong fueron tiroteados por matones contratados por el régimen chino.
Agradecemos la labor que ha hecho el grupo de trabajo. Esperamos que no solo las víctimas puedan ser protegidas sino que las empresas y los inversores extranjeros también lo sean. Los derechos humanos deben prevalecer ante los intereses económicos.
Muchas gracias por su atención.
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