2 de noviembre de 2004
Prestando socorro a Falun Gong
Marielle Pun, abogada en Ginebra, es una ferviente practicante de esta técnica de meditación china cuya causa defiende frente a la persecución.
Es la historia de una niña que estuvo muy enferma en su infancia: "Oh, no hasta el punto de morir, jamás me llevaron a urgencias, sólo estaba constantemente indispuesta". Padeció un gravísimo eczema a la edad de 9 meses que trataron con una pomada de alquitrán; de asma que transformó sus pulmones en piel de zapa y dificultaba su respiración. Día tras día, luchaba contra esta opresión.
"La parte positiva de todo esto, como para tantos otros niños con problemas de salud, es que esto me hizo ser extremadamente sensible al sufrimiento de los demás. Sabía que en todas partes del planeta, había gente que sufría como yo”.
En Ginebra, asistió a la escuela de Châtelaine y después al colegio Voltaire. Fue también exploradora, jefe de la patrulla de los Tuaregs y de la tropa católica de Santa María del pueblo. "Colibrí" era su nombre de tótem. "¡El escutismo es magnífico! Y mi apodo Colibrí me gustaba también. Me dijeron: El colibrí es una ave pequeña con un pico extremadamente largo, que puede volar kilómetros y kilómetros en busca de alimento para sus polluelos”.
Era una chica joven como existen pocas ahora, muy lejos sin duda de la juventud actual, que jamás se fumó un porro y por tanto, lejos de todo materialismo, le importaba ante todo "aplicar en su vida de modo concreto los valores y los ideales que se descubren en la adolescencia". Por otra parte, "estaba rodeada de personas admirables como el sacerdote comprometido André Fol”, también formaba parte de un grupo de reflexión “para vivir mejor el cristianismo”. “Pensar en otros, ser altruista, esto es lo que me guiaba”.
En 1985, siendo ya abogada, entró directamente como jurista en la administración fiscal cantonal donde, como consecuencia de la defunción de un director, es promocionada con sólo 27 años a uno de los puestos más altos. Dirigió la división de los derechos de registros, sucesión e impuestos territoriales con una cuarentena de colaboradores bajo sus órdenes. "Era la primera mujer que ocupaba un puesto tan elevado”. Cuando sus amigos le preguntaron que diablo hacía en el fisco, respondía: "Intenté actuar con ética y justicia. Pero setenta horas de trabajo a la semana durante cinco años acabaron por pesar “y pasé el testigo". Ella hizo una nueva elección en la vida.
Trabajó durante el 60 % de su tiempo en la rectoría de la Universidad de Ginebra y en el tiempo libre se comprometió en causas más sociales, tales como la mediación social y ayuda a las personas minusválidas.
Entre el budismo y el taoísmo
A esta misma epoca, en Changchun, en China, en 1992, el Sr. Li Hongzhi revela una técnica muy antigua llamada Falun Gong (método de Qigong ancestral) inspirada tanto en el budismo como en el taoísmo y hoy día practicada en 60 países (en Suiza desde 1996).
El gobierno chino reconoce y aprueba este método hasta que Jiang Zemin, ex presidente chino, se da cuenta de la velocidad de expansión del método por el simple boca-oreja; se difunde rápidamente por todo el país, hasta el punto de que esta nueva práctica inofensiva pero poderosa gana los corazones y los espíritus de la gente, trabajando posiblemente en su liberación. El Sr. Li Hongzhi se exilió en 1995 a los Estados Unidos y a finales de los años 90, según un sondeo efectuado por el gobierno chino, había 70 millones de practicantes en el país, una de cada doce personas. Jiang Zemin inicia entonces una persecución el 20 de julio de 1999 contra los practicantes al igual que el imperio romano contra los cristianos. Curiosa coincidencia.
Ese mismo año, Marielle Pun cae enferma. Durante veinticuatro horas seguidas sufre de la espalda. “Fibromialgia", le dicen los médicos. Sin embargo, algo en ella continúa brotando como en una fuente: pensar en los demás. Pero en verano de 2000, empeora.
Transmitido por los veteranos
Su padre le habla de una prima en Canadá que practica Falun Gong. Marielle Pun contacta en Ginebra y descubre esta disciplina de una organización totalmente informal donde los veteranos, como voluntarios, enseñan los ejercicios a los nuevos; donde no se pide ni un céntimo e incluso no hay necesidad de inscribirse para seguir las clases, razón por la cual el número exacto de practicantes es desconocido. "Practicamos cuando queremos, lo dejamos cuando queremos, somos más libres que un pájaro. “En seis meses, fui sacada de apuro”. De nuevo, ella despega.
En su apartamento de Charmilles, nos hace una pequeña demostración. No se necesita nada. "En tres veces de hora y media, ya sabía hacer los ejercicios... nada es más simple, no hay necesidad de calentarse la cabeza”. Hay cinco posturas, cuatro de pie y la quinta si es posible sentada en la posición del loto (cada uno lo hace como puede...). Pero sobre todo comenta lo que la seduce: "Es la filosofía de Falun Gong: un trabajo interior y personal en el que cada uno va a su ritmo, con toda libertad para cultivarse en la vida de cada día; sus valores son Verdad, Benevolencia y Tolerancia.
Esta práctica devuelve la armonía y la estabilidad interior, permite a la energía circular maravillosamente por todo el cuerpo. "Eleva, apacigua, atenúa el estrés, descansa y desbloquea los meridianos derribando sus propias máscaras". Y luego, como un horrible contraste después de estos armoniosos ejercicios, de repente muestra unas fotos horribles. Gente torturada, golpeada con porras eléctricas, quemadas, desolladas vivas, asesinadas, llenas de cicatrices. Dice: “En China se calcula que entre 4.000 y 10.000 personas han muerto y centenares de miles han sido encerradas en campos de reeducación o internadas en psiquiátricos".
Propaganda difamatoria
Nos enseña informes, que desde el principio de la persecución, atestiguan de las numerosas reacciones tanto a nivel internacional - Parlamento europeo en febrero de 2001, Congreso americano por unanimidad en julio de 2002, marzo y octubre de 2004 - como a nivel nacional: la de Joseph Deiss, el entonces jefe del DFAE, que en marzo del 2000 mostró su preocupación delante de la Comisión de los derechos humanos de las Naciones Unidas; la petición firmada y apoyada por 27.000 personas enviada a las cámaras federales en noviembre de 2000; la postura del Consejo federal que "condena la represión de las que son objeto el movimiento Falun Gong y las minorías en general, particularmente religiosas".
E incluso la resolución del Gran Consejo ginebrino que se preocupó en octubre de 2002 por los "tratos crueles, inhumanos y degradantes" infligidos a los practicantes de Falun Gong. Sin olvidar a Amnistía Internacional, Human Rights Watch y mucho otros... "El eje de esta represión es la propaganda difamatoria ampliamente difundida donde reside la importancia capital y la responsabilidad de la información y de los medios de comunicación, insiste Marielle Pun.
Informar de manera clara es nuestro antídoto, el único medio que tenemos para terminar con estas atrocidades en China. "Creo sinceramente que decir la verdad nos acerca a la justicia. Pienso que la voz tiene alas.
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