Situado en el sudoeste de Alemania, Heidelberg tiene una historia de más de mil años y posee numerosas iglesias esparcidas en las laderas cercanas y los valles. El 5 de febrero de 2005, el cielo era azul y claro y el sol del invierno brillaba dando calor. Los practicantes de Falun Gong celebraron un día de información sobre Falun Dafa así como una exposición antitortura en Heidelberg. La exposición reproducía de manera viva los métodos de torturas inhumanos utilizados por el régimen comunista chino para perseguir a los practicantes de Falun Gong que están firmes en su creencia.
Había una muchedumbre de residentes que transitaban por allí así como numerosos turistas de diferentes países. Cuando la gente recibía los folletos y pedía más información, los practicantes daban más detalles sobre Falun Gong y sobre los cinco años de campaña de genocidio contra la práctica. Los que oían hablar de la persecución preguntaban cómo podían ayudar a los practicantes en China. Mucha gente firmó la petición que apelaba al instigador de la persecución, el antiguo dirigente chino Jiang Zemin, a ser procesado por sus crímenes contra la humanidad. También pedían información en cuanto a los lugares de práctica en las diferentes ciudades y dónde podrían encontrar los libros de Falun Gong.
Viendo tan bien caracterizadas las heridas y la sangre en las caras y cuerpos de los practicantes que dirigían la tortura, mucha gente se sentía conmocionada. Así comprendieron las atrocidades brutales del régimen comunista, así como las mentiras difamatorias que utilizó para engañar a la gente. Numerosas personas hicieron fotos de la exposición por medio de sus teléfonos móviles o por medio de sus cámaras de fotos a lo largo del día.
Un músico ambulante, que cantaba en la acera de la calle de en frente, decidió trasladarse más lejos, alegando que temía perturbar a los practicantes y que más tarde cuando terminara de cantar, volvería para ver la exposición.
Un miembro del Parlamento del Estado de Baden-Wurttemberg, que daba un paseo con su joven hijo, apretó la mano de un practicante al que conocía y le habló amistosamente. Tan pronto como supo que una de las practicantes que dirigía la escena de la brutal tortura en China era la Sra. Xiong Wei, la cual había estado encarcelada en un campo de trabajos forzados chinos y que justo acababa de regresar a Alemania después de que cientos de miles de alemanes hubieran firmado una petición para liberarla, se le acercó para hablarle. Le dijo que esta era su verdadera esperanza al ver que sus esfuerzos en la campaña de liberación para salvarla le hubieran ayudado un poco. Se sintió feliz de saber que la Sra. Xiong Wei había sido liberada de unas torturas inhumanas gracias a los esfuerzos de la comunidad internacional.
Este miembro del Parlamento había sido engañado tan seriamente por las mentiras calumniosas del régimen chino que era reticente a escuchar las explicaciones de los practicantes respecto a Falun Gong. Sin embargo, después de haber comprendido la verdad, firmó la petición y activamente le aconsejó a la gente de todos los niveles que ayudaran a liberar a Xiong Wei. Ahora apoya los derechos humanos y la libertad de creencia de los practicantes de Falun Gong. Su experiencia era representativa del cambio del estado agudo de numerosos alemanes hacia Falun Gong después de que se hubieran enterado de los hechos.
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