El Dr. Chao, un ingeniero de la Empresa Siemens, vive con su mujer Chen en Sauelach, una pequeña ciudad cerca de Munich. En 2004, Chen comenzó a practicar Falun Gong. Bajo la influencia de su mujer, el Dr. Chao también comenzó a aprender. Comprendieron rápidamente el significado de rectificar la Ley y la cultivación. A menudo pasan su tiempo promoviendo Falun Gong y despertando las conciencias sobre la persecución en las ciudades vecinas.
En su espíritu, decir a la gente la verdad acerca de Falun Gong y acerca de la persecución en China, era más importante que relajarse los fines de semana. Una vez durante las vacaciones, hicieron un trayecto largo en coche hasta la ciudad de Tier, en Alemania Occidental, donde Karl Marx vivió y dio origen al comunismo que trajo un sufrimiento infinito a la humanidad. En esta ciudad, hablaron a los turistas llegados de China con la esperanza de que esta gente pudiera quedarse libre de mentiras y engaños propagados por el Partido Comunista Chino.
El Dr. Chao y su mujer tenían siempre el deseo de realizar un día de información de Falun Gong en su ciudad con el fin de que los residentes pudieran conocer y comprender la aparición de Falun Gong y la persecución. En una ciudad pequeña como Sauelach raramente habían visto tales actividades, las autoridades de la ciudad honraron su petición y la aprobación del Alcalde no tardó en llegar.
El 16 de abril, con varios practicantes de Falun Gong de Munich, colocaron una mesa, fijando algunos carteles y suspendiendo una bandera con las letras de "Falun Dafa" en pleno centro de la ciudad. Los transeúntes se pararon a escuchar a los practicantes hablar de la campaña de genocidio contra Falun Gong en China y numerosas personas fueron a firmar una petición que apelaba para que el principal instigador de esta persecución, el ex presidente Jiang Zemin, sea demandado ante la justicia. Un antiguo profesor de alemán que había ejercido en varias universidades de China se detuvo un rato largo. En el curso de la conversación con los practicantes dijo que según él, al partido comunista no le quedaba mucho tiempo, porque incluso los propios dirigentes chinos no creían en el comunismo.
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