De perseguir a los practicantes de Falun Gong a practicar Falun Gong

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Era un ladrón y había sido enviado cuatro veces a campos de trabajos forzados. Comprendí que el Partido Comunista jamás me haría una buena persona. Invalidación de los derechos humanos, trabajo forzado y abuso físico sólo podían convertir a una "mala persona" como yo a todavía más mala. Detestaba a los comunistas. Cada vez que era liberado, todavía intensificaba más mis fechorías para vengarme.
La última vez que fui detenido era por robo, sin embargo tuve la posibilidad de estar con practicantes de Falun Gong y cambiaron completamente mi vida.

Durante mi detención, la guardia de la prisión buscaba a un grupo de detenidos que vigilara las actividades de los practicantes de Falun Gong. Fui elegido para la tarea y trasladado cerca del equipo especializado en acosar a los practicantes. Los guardias nos enseñaron métodos de tortura de todo tipo, algunos eran duros y físicos, otros eran psicológicos y otros eran una combinación de los dos. Nos dijeron de utilizar los métodos de tortura tanto tiempo como pudiéramos mantener a los practicantes con vida. El fin era "transformar" a todos los practicantes de la prisión y tendríamos una reducción de condena como recompensa.

La inmensa mayoría de los presos se implicaron en tal actividad utilizando los métodos más severos de tortura. Bajo la dirección de los guardias, no permitían a los practicantes dormir o ir a los aseos. Los obligaban a bajar la cabeza con sus manos mientras permanecían arrodillados durante mucho tiempo. Otros los desvestían y mojaban con agua fría en invierno y este tipo de tortura continuaba durante una semana. Ponerles a la fuerza la cabeza en un orinal y pegarles eran métodos de tortura utilizados contra los practicantes. Fueron torturados con más de ocho porras eléctricas y les insertábamos palos de escoba en el ano. En consecuencia, algunos perdían el conocimiento bajo tal sufrimiento. Todos estos métodos de tortura fueron utilizados para hacerles abandonar su creencia en Falun Dafa.

Cuando vigilaba a los practicantes, quedé profundamente impresionado por su coraje. Pensaba constantemente en la misma cuestión: ¿Por qué son tan firmes, hasta bajo torturas tan inconcebibles? ¿Cómo pueden dominarse con tanta tolerancia bajo tal indignidad? No observé ninguna mala conducta. Continuaban obedeciendo a “no devolver los golpes con golpes, no responder a los insultos”. Verdaderamente tienen una moralidad, una conciencia, una dignidad y cumplen acciones nobles y son buenas personas.

Después de haber reflexionado, comencé a no cooperar más con los guardias, me negaba a acosar a los practicantes y trataba de ayudarles en secreto. Más tarde muchos practicantes vinieron a verme, me explicaron los hechos de Falun Dafa, por qué debía ser una buena persona y cómo debía comportarme siguiendo «Verdad, Benevolencia y Tolerancia». Mi alma fue impactada profundamente. Podía ver la esperanza de una nueva vida. Me decidí a convertirme en una buena persona como los practicantes de Falun Dafa, abandonar mis vicios, regresar a la virtud y pasar página.

Después de ser liberado, la primera cosa que hice fue encontrar a practicantes que también fueron liberados y comenzar a cultivar y a practicar Falun Gong. Así que estaba en la vía de los discípulos que regresaba a su naturaleza original. La gente de mí entorno se conmovió al ver cómo había cambiado y estaban impacientes por saber cómo me había convertido en una buena persona. Les hablaba de Dafa y que «¡Falun Gong es bueno!»

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