En otro tiempo, había un monje que se cultivaba en un templo. Era muy diligente. En aquella época, el país estaba invadido por ladrones y ellos eran igual que salvajes. Una noche, una deidad le dijo al monje en un sueño, “vas a morir mañana. Hay un ladrón llamado Zhu Er, que monta un caballo blanco. Estás en deuda con él desde una vida previa. No serás capaz de evitarlo esta vez.” El monje suplicó a la deidad, “hice muchas cosas buenas durante esta vida, te pido que me salves.” La deidad dijo, “No, no puedo salvarte. Sólo tu puedes salvarte a ti mismo.”
A la mañana siguiente, efectivamente vino un ladrón y se llevó al monje cautivo. El ladrón exigió al monje que lo llevara al tesoro y a las mujeres. El monje advirtió que el caballo del ladrón era blanco e inmediatamente recordó el sueño de la noche anterior. Se dijo a sí mismo, “he acumulado mucho ye, lo suficiente como para costarme la vida. Si lo llevo a robar el tesoro y le doy la oportunidad de raptar mujeres, obtendré más ye encima de mi ye existente.” Por consiguiente, dijo al ladrón, “no te llevaré a ningún sitio. ¿No eres Zhu Er? Yo pefreriría que me matases. Es suficiente para ti matarme.”
El “ye” sobre el que habló el monje, es una sustancia negra que existe en otra dimensión. Cuando las personas hacen malas acciones, acumulan esta sustancia negra. Este ye es la causa que origina todas las enfermedades, desastres y desgracias que uno sufre. Se expone en detalle en el libro de Falun Dafa “Zhuan Falun.”
El ladrón se quedó sorprendido al escuchar las palabras del monje y preguntó, “¿Cómo sabes mi nombre? ¡Debes ser un monje que ha logrado una naturaleza divina!” Entonces, el monje le habló sobre su sueño.
Después de escuchar el sueño, el ladrón lamentó profundamente sus fechorías. Tiró sus armas a tierra y dijo, “¡Cómo podría posiblemente poner fin allí a esta retribución del ye! Aunque la deidad dijo que no podía salvarte, ya lo hizo. No me condujiste a cometer más crímenes. ¡Esto es lo que te salvó! De aquí en adelante, todo el odio de ye entre nosotros está eliminado.” Entonces se inclinó delante de la estatua y la veneró por algún tiempo y se marchó.
Esta historia muestra la verdad absoluta. ¡Las buenas acciones te traerán recompensas y las malas acciones acarrearan retribución! Debido a un pensamiento benevolente del monje, él se salvó a sí mismo y a otros. Hay un proverbio, “La naturaleza inherente de un hombre es buena al nacer.” Este ladrón Zhu Er no se había convertido en malo del todo, sino que pudo iluminarse a la verdad y aún tenía bondad en su corazón. Él comprendió el principio, “No hay fin para la retribución del ye!” Perdonó al monje y resolvió benevolentemente el odio del ye de varias vidas. También cambió de una mala a una buena persona. ¡Esto es lo mejor que le podía haber sucedido! Todo esto se originó con el compasivo consejo de una deidad. Ciertamente, cuando las personas creen sinceramente en las deidades y son respetuosos con los fo, las deidades y los fo serán compasivos y ayudaran a las personas.
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