Cuifang siempre sonreía y era la más agradable de las personas. Sucedía que yo no estudiaba bien la Ley y que siempre tenía preguntas. Tenía miedo de hacerlas a los otros, pero no a ella. Era siempre paciente y me prestaba mucha atención, aún si mis preguntas eran muy ingenuas.
Nunca me sentía desconcertada al hablar con ella y sabía que siempre consideraba cada cosa según la Ley. A veces, no tenía respuesta y me decía: "No tengo una buena solución, ¿por qué no estudiamos la ley juntas? Encontraremos una respuesta cuando tengamos fe en el Maestro y en Dafa".
La observaba doblar los folletos de clarificación de la verdad, a veces tardaba un día entero para terminar la tarea, sin embargo siempre aseguraba que la hoja era doblaba muy distintamente. Eso me afectaba profundamente. Es una gran vergüenza y una ofensa que esta persecución nos haya quitado a Cuifang.
29 de julio de 2003
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