En enero de 2010, el Centro de ayuda a las dimisiones del Partido comunista chino (PCCh) llevó varias actividades para apoyar los procesos en España y en Argentina contra cinco altos funcionarios chinos responsables de la persecución brutal de Falun Gong en China. Estas actividades se efectuaron en Chinatown, cerca de la Torre Eiffel, y sobre la plaza de los Derechos humanos en Trocadéro y llamaron la atención de un gran número de chinos residiendo en Francia, de turistas chinos y de turistas de toda Europa.
"Jiang Zemin, Luo Gan, Wu Guanzheng, Jia Qinglin y Bo Xilai han sido inculpados por delitos criminales en España y en Argentina" anunciaba la pancarta. Al pie de la Torre Eiffel, había numerosos turistas de China, algunos leían el mensaje en voz alta, otros fotografiaban la pancarta.
"Llevar a Jiang ante la justicia. ¡Es muy interesante!" Dijo riéndose un joven del sur de China que añadía "Jiang es idiota e incompetente. No hizo nada bien durante tantos años cuando estaba en el poder. Pero no esperaba que fuera inculpado en el extranjero". "Es la primera vez que sé que un dirigente de un país es inculpado en el extranjero. ¡Verdaderamente son sociedades libres!" Un anciano de la provincia de Shandong dijo con un suspiro: "Viví setenta años y experimenté muchas cosas. ¡Qué libertad hay en el extranjero!"
En la plaza de los derechos humanos, turistas de diferentes países leyeron los tableros de información. Muchos firmaron la petición para expresar su ayuda. Un señor francés dijo "El Partido comunista es muy malo. Hicieron muchas malas cosas en Francia. ¡Es verdaderamente magnífico que ustedes pudieran perseguir a altos funcionarios del PCCh en España y en Argentina!" Mencionando el incidente de los ataques informáticos contra Google y de la sustracción de órganos sobre practicantes de Falun Gong aún vivos, un hombre de edad media dijo "llevar ante la justicia a un dictador es ser responsable ante el mundo".
Los turistas de China quedaban sorprendidos después de haber leído los mensajes escritos en las pancartas, muchos de ellos cogieron materiales de información y algunos leyeron atentamente los tableros; no obstante algunos tenían miedo de los agentes de vigilancia en su grupo de turistas y los leyeron a hurtadillas. Pero algunos fueron bastante valientes para anunciar su intención de dimitir del PCCh y de sus organizaciones afiliadas.
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