Soy un practicante de Falun Gong y llevo cultivándome durante 15 años. Bajo la protección de nuestro compasivo y misericordioso Shifu, he sido capaz de llegar a este punto de hoy. Hay muchos seres conscientes en mi entorno que quieren aprender Falun Gong. Algunos de ellos vinieron a mi casa para aprenderlo, me pidieron los libros de Falun Gong, cintas con ejercicios y los vídeos de enseñanza de los ejercicios.
Un día durante el verano de 2006 iba por la calle y me encontré con un ex-compañero de trabajo. Le pregunté: "Estabas bastante bien hace tiempo, ¿qué te ha pasado?" El me dijo con mucha agonía que se le diagnosticó trombosis cerebral y estaba condenado. Le pedí recitar, "Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno" y que tendría buena suerte. También le insté a renunciar a la afiliación al Partido para garantizar su seguridad. Me contestó que no era miembro del Partido. Le dije que entonces sólo recitara todos los días "Falun Dafa es bueno". En seguida lo repitió y después de hacerlo, me sonrió.
Le hablé de lo maravilloso que es Falun Gong y de que si ella renuncia a su afiliación al Partido garantizaría su seguridad. Me escuchó con atención y estuvo de acuerdo en renunciar a su afiliación a la liga juvenil comunista. Le pregunté si todavía quería practicar Falun Gong y ella me dijo que quería, pero que tenía miedo. Le dije que le enseñaría y ella encantada me dio su dirección.
Fui a su casa durante una semana y le enseñé los ejercicios. Ella dejó de fumar, tras veinte años de hacerlo. Me dijo con mucha emoción que durante años quería dejar de fumar, pero no hubo resultado. Me dijo que practicó Falun Gong por sólo una semana y cuando tomó un cigarrillo de nuevo, no sentía el impulso de fumar y que Falun Gong fue realmente milagroso.
Poco tiempo después, le dí el libro de Falun Gong y las cintas de ejercicios. Me dijo emocionada que pasaría el tiempo leyendo el libro. Aunque su marido no quería practicar, cada vez que yo iba a su casa, me decía, "¡Falun Dafa es bueno!" y su estado de salud mejoró mucho. Todos sus hijos estuvieron de acuerdo en que Falun Gong es bueno y también renunciaron al Partido.
Unas diez personas de mi entorno siguieron este ejemplo. Algunos de ellos quisieron aprender Falun Gong en cuanto supieron la verdad y también pidieron libros de Falun Gong. Cuando vi su alegría y su deseo de obtener Dafa, me sentí realmente conmovido.
Un día de enero de 2007, fui al mercado por la mañana para comprar comestibles. Vi a una pareja de ancianos, que fueron mis compañeros de trabajo, y se acercaron rápidamente hacia mí. Me dijeron que me habían buscado muchos días y habían estado en mi casa, pero no me encontraron. Sonreí y les pregunté qué pasaba. La mujer señaló a su marido y dijo que ambos querían aprender Falun Gong. Les pregunté si estaban estudiando el budismo. Respondieron que estaban cultivándose en el budismo hace veinte años, pero en realidad no vieron mucha mejora. Mi anciano compañero se apresuró a decir: "El año pasado fui hospitalizado cinco veces y me detectaron una enfermedad de corazón. Mi corazón se salta un latido de cada tres a cinco latidos. También tengo diabetes. Me han avisado sobre la gravedad de mi enfermedad. Usted verá, tenemos enfermedades graves y hemos pensado en Falun Gong". Les dije que empezaran a leer el libro "Zhuan Falun" y que luego les enseñaría los ejercicios.
Pasó una semana antes que fuera a su casa. Al verme, la mujer me agarró la mano y dijo: "Ha sido realmente milagroso. Mi marido esta salvado". Miré a mi compañero y vi que estaba radiante y hablaba con fuerza. Sonrió y dijo que terminó de leer Zhuan Falun en tres días y que ahora lo estaba leyendo por segunda vez. Me dijo que cuanto más leía el libro, más le encantaba. También dijo que el Maestro Li es un verdadero Buda y que el Maestro Li le salvó la vida. Sintió que su enfermedad cardíaca había desaparecido y su pulso había vuelto a la normalidad. Me alegré por los dos. Tenían más de setenta años (mi compañero tenía setenta y tres y su esposa tenía setenta y uno). Shifu estaba cuidando de ellos y no los dejó abandonados. El Maestro es realmente compasivo. Las lágrimas corrían por mi cara.
La pareja practicaba los ejercicios todas las mañanas y se mejoraron muy rápido. Tres meses después el marido fue al hospital para un chequeo y los médicos constataron que su enfermedad del corazón había desaparecido. Les dije que deberían contar su caso personal de cómo se beneficiaron de la práctica de Falun Gong a sus amigos, familiares y los cultivadores del budismo.
La pareja volvió a expresar su gratitud hacia mí. Les dije que no tenían que agradecerme, sino agradecer a nuestro Maestro por sus laboriosos arreglos. Les dije que debemos todos juntos ser diligentes, lograr la consumación y volver a casa junto con El Maestro. Todos sonreímos.
Cada vez que veo la alegría de estos seres conscientes al obtener el Fa, exclamo con todo mi corazón: ¡Gracias, Maestro!
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