La inolvidable historia de un hombre en una silla de ruedas

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Tenía 56 años en 1999 y practicaba Falun Gong desde hacía tres años. Mi cara rosada siempre estaba iluminada con una sonrisa sincera. Trabajaba tan rápidamente y concienzudamente como un hombre joven y oía a la gente decir a menudo que parecía no tener más de 40 años.

Una vez en abril, me levanté a las 04:30h como de costumbre y marché rápidamente hasta nuestro lugar de práctica de ejercicios, vestido con un traje deportivo azul, confortable y zapatillas blancas. La brisa de la primavera soplaba ligeramente a lo largo del camino, aumentando mi sentimiento de bienestar.

Cuando llegué sobre el lugar de práctica, podía oír la música "Pudu", una bandera de Falun Dafa y un cartel fueron instalados. Cerca de 100 personas practicaban ahí regularmente, los transeúntes a menudo eran atraídos y se paraban para obtener más información.

Cuando los ejercicios de grupo iban a comenzar, una mujer de mediana edad empujó una silla de ruedas hasta el lugar de práctica y se detuvo frente al cartel de "Falun Dafa". En la silla de ruedas había un hombre de sesenta años. Vestía un uniforme azul y parecía demacrado, con ojos apagados y una cara amarilla. Se quedó paralizado del lado derecho y no hablaba con nadie. La mujer le preguntó a uno de nosotros cuáles son los beneficios de practicar Falun Gong. Pensé que no era posible que una persona tan enferma pudiera practicar Falun Gong, supuse que no sería más que un transeúnte ocasional. Sorprendentemente, lo vi de nuevo en el lugar de la práctica en su silla de ruedas todos los días.

Después de tres semanas, le vi haciendo los ejercicios en su silla imitando los movimientos con la mano izquierda. Su cuerpo parecía haberse recuperado un poco y sus ojos estaban muy abiertos.

En mayo, me sorprendí al verlo sentado en un taburete en el lugar de la práctica. No tenía ni idea de cómo se levantó de su silla de ruedas. Algunos compañeros practicantes hablaban alegremente con él. A partir de ese día, practicó sentado en el taburete. Es decir, pasaron dos meses y de repente se levantó del taburete y empezó a practicar los ejercicios con nosotros. Medía aproximadamente 1´70 m. con un grosor razonable. Su cara era de color rosado y sus ojos brillantes. Sus arrugas habían desaparecido y él se recuperó. Él parecía estar en perfecto estado de salud.

Unos días antes del 20 de julio de 1999, lo vi irse a casa por su cuenta después de los ejercicios grupales. Después del 20 de julio, el día de la persecución a Falun Gong, fueron expulsados del parque por la policía local. No lo he visto desde entonces. Cada vez que paso por el lugar de la práctica, muchas veces pienso en este hombre y su recuperación asombrosa.

Versión en chino: http://minghui.ca/mh/articles/2010/7/4/226448.html

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