La petición fue entregada al Alto Comisionado de las Naciones Unidas en Ginebra
Un movimiento popular que abarcó los cinco continentes y 53 países llegó a su punto culminante la mañana del lunes en Ginebra, cuando una delegación de la Organización Médicos Contra la Sustracción de Órganos Forzada (DAFOH) presentó formalmente a la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos una petición que recolectó cerca de 1,5 millones de firmas. La presentación coincidió con el Día Internacional de Derechos Humanos, que se celebra hoy martes 10 de diciembre.
La petición solicita "el cese inmediato de la sustracción forzada de órganos a practicantes de Falun Gong en China", y pide al Alto Comisionado iniciar las investigaciones que conduzcan al enjuiciamiento de los responsables de este crimen de lesa humanidad y requerir al gobierno chino poner fin a la persecución a Falun Gong .
En una reunión de una hora y media en una de las salas de conferencias en el edificio Motta de la ONU, Torsten Trey, MD, director ejecutivo de DAFOH, junto con otros tres médicos y tres abogados de seis países y tres continentes, presentaron una carta al alto Comisionado e informaron al personal de esta oficina sobre la cosecha forzada de órganos que tiene lugar en China.
En una conversación telefónica, Torsten Trey explicó cómo comenzó la petición. Los miembros de DAFOH desde un principio fueron frustrados, dijo Trey. Sabían de la atrocidad que se llevaba a cabo en China, pero los gobiernos y las organizaciones de derechos humanos a menudo tardaban en reaccionar.
Los miembros de DAFOH pensaron que si a las personas se les preguntaba directamente, ellos responderían. En junio DAFOH se acercó a algunos partidarios y comenzaron a recoger firmas para una petición. La recolección de firmas se inició formalmente en julio.
Cuantas más personas se enteraban de la sustracción forzada de órganos en China, más voluntarios y más organizaciones querían ayudar a recoger firmas, en más lugares alrededor del mundo. Al igual que la proverbial bola de nieve rodando cuesta abajo, la petición rápidamente se hizo cada vez más grande.
A fines de septiembre se tenían 400.000 firmas, finalizando octubre, el recuento de firmas se duplicó hasta aproximadamente 800.000. A finales de noviembre, cuando la petición fue cerrada, casi se duplicó de nuevo, a 1,48 millones.
Manos que ayudan
El trabajo de recolección de firmas fue hecho por voluntarios, con practicantes de Falun Gong que tomaron la iniciativa en la mayoría de las áreas, pero que a menudo recibiendo el apoyo de no practicantes. Obtener las firmas no era difícil de lograr.
Zek Halu, un agente de bienes raíces de 60 años, se apareció en el barrio chino de Londres con dos tablillas sujetapapeles debajo de cada brazo, uno en sus manos, y lapiceros que salían de sus bolsillos. Los fines de semana, las calles de Chinatown están atestadas de personas, la mayoría turistas europeos. Halu se sumaba a los grupos, convenciendo a las personas para firmar. "Pronto, todo el mundo quería firmar, y luego la gente buscaban los portapapeles con las peticiones para firmar, creándose un alboroto de gente. Uno no puede seguir el ritmo”.
También en la recogida de firmas en el barrio chino de Londres había una pareja de unos sesenta años de la China continental, ellos fueron torturados en China por su creencia en Falun Gong. Sin hablar más inglés que "por favor firme" y "denuncia", recogían firmas cada día.
"Sus rostros son tan amables", dijo Halu: "La gente quiere hacer lo que le pidan".
De hecho, es formidable, ancianos chinos practicantes de Falun Gong con conocimientos limitados en inglés recogieron firmas en las principales ciudades de todo el mundo. En Toronto, la Sra. Li Jiayu de 75 años recogió ocho mil firmas de julio a noviembre.
En Suiza, la sección suiza de la organización de derechos humanos de la Sociedad Internacional para los Derechos Humanos organizó la recolección de firmas.
Silvan Fedier, un educador de 40 años, dirigió el proyecto para la sociedad. "Las personas de las iglesias recogían simplemente solicitudes en algún lugar sin que lo supiéramos y lo llevaban a su iglesia", dijo Fedier en un correo electrónico, "y luego, nos enviaban las hojas llenas de firmas".
En Corea, las mesas en las que los médicos podían firmar la petición contra la sustracción de órganos se establecieron en 18 sesiones diferentes de las asociaciones médicas, siete mil médicos firmaron.
"Impresionante"
Mientras que la gente estaba dispuesta, la mayoría no había escuchado hablar antes sobre la sustracción forzada de órganos y no estaban preparados para lo que los voluntarios tenían que decirles.
"Del 80 al 90 por ciento estaban disgustados", dijo Thanh Le un encargado jubilado del condado de Los Ángeles en California. "No lo podían creer. 'Esto es lo más inhumano'”, decían.
En Toronto, la Sra. Zhou Chuanying dijo a través de un intérprete, "Lo que más me impresionó fue cómo muchos se sorprendieron, al ver las caras de la gente después de leer la carta de petición. Unos con los ojos enrojecidos, otros, con lágrimas en sus mejillas".
La información contenida en la carta de petición llamó por primera vez la atención del mundo en marzo de 2006 después de que una reportera de investigación de un canal de televisión japonés y la esposa de un cirujano oftalmólogo huyeron del país hacia Estados Unidos, donde contaron una historia horripilante.
Ellos proporcionaron detalles creíbles sobre un campamento cerca de un hospital en el noreste de China, en el que se usaba a los practicantes de Falun Gong como una especie de banco de órganos vivos. Cuando el hospital necesitaba un órgano para trasplante, se encargaban de comprobar los registros de individuos en ese campo, y si alguno coincidía con lo requerido, se le sustraía el órgano necesitado al practicante y se cosechaban todos sus órganos vendibles, matando al practicante en el proceso.
Después de esta historia, el abogado de derechos humanos, David Matas y el ex Secretario de Estado canadiense David Kilgour comenzaron a investigar las acusaciones sobre la sustracción forzada de órganos que se lleva a cabo a gran escala en China.
En el informe Cosecha Sangrienta (lanzado en julio de 2006 y desde entonces publicado primero como un informe revisado y luego como un libro), concluyeron que las acusaciones eran ciertas. Se estima que entre los años 2000 y 2005, los practicantes de Falun Gong proporcionaron órganos para trasplantes sumando 41.500.
Entre otros elementos de prueba, Kilgour y Matas señalaron los siguientes: exámenes de sangre inexplicables y exámenes médicos realizados a los practicantes de Falun Gong detenidos, pero no a los demás presos; admisiones por teléfono de los médicos en China en 2006 que tenían o podían tener acceso a "órganos frescos" de los practicantes de Falun Gong, la forma en que el número de trasplantes realizados en China se incrementó después de que la persecución a Falun Gong comenzó en China, y la ausencia de cualquier otra fuente distinta a los practicantes de Falun Gong que podrían proporcionar los órganos para este rápido aumento.
Cosecha Sangrienta entiende que la sustracción forzada de órganos de practicantes de Falun Gong es parte de la persecución a la disciplina espiritual lanzada en 1999 por el entonces máximo dirigente, Jiang Zemin.
Falun Gong consiste en la práctica de ejercicios de meditación y busca que los practicantes se vuelvan mejores personas viviendo de acuerdo con los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia. Después de que se comenzara a enseñar públicamente en 1992, rápidamente se hizo muy popular. Según los informes oficiales estatales chinos, en aquel momento, al menos 70 millones de personas aceptaron la disciplina. Los practicantes dicen que la cifra real era de más de 100 millones.
Jiang temió la popularidad que obtuvo Falun Gong, pues hasta los miembros del Partido Comunista Chino lo practicaban. También temía que las enseñanzas morales tradicionales de Falun Gong pudieran erosionar la autoridad de la ideología atea del Partido Comunista.
Impulso
David Matas está en una buena posición para evaluar cómo el público está respondiendo a la sustracción forzada de órganos que tiene lugar en China. En un correo electrónico Matas escribió que viajó "de manera casi continua" durante más de siete años. Desde que completó ‘Cosecha Sangrienta’ en julio de 2006, se reunió con grupos y políticos para decirles acerca de estos crímenes de lesa humanidad.
Escribió que cuando regresa a un lugar después de un tiempo, puede ver que el conocimiento de la sustracción de órganos, y el activismo para oponerse a ella se ha incrementado y con más preocupación en los niveles más altos de la sociedad. "La historia de abuso de trasplantes de órganos en China, a lo largo de los años, se extendió más ancho, más alto y más profundo", escribió Matas.
"Hay un impulso mundial creciente para poner fin y establecer los mecanismos para prevenir el abuso de trasplantes que hemos visto y seguiremos viendo en China", dijo Matas. "La petición refleja y se suma a la fuerza".
Ese impulso ha estallado recientemente, a través de varias legislaturas. En diciembre la legislación 7 se introdujo en el Parlamento canadiense para que sancione a los involucrados en el tráfico de órganos. El 12 de diciembre, el Parlamento Europeo tiene previsto votar sobre una resolución de condena a la sustracción de órganos. El 13 de diciembre, también se espera que la Cámara de Representantes de EE.UU. vote una resolución condenando la sustracción de órganos.
Un estado en Australia está considerando una ley que prohibiría a las personas recibir órganos cosechados de víctimas involuntarias. La nueva legislación fue discutida en Francia. En Suecia hace poco, 20 diputados participaron en una sesión de lluvia de ideas que discute la posible nueva legislación.
"El asesinato de los practicantes de Falun Gong por sus órganos, en manos del Partido Comunista Chino, levantará un legado mundial, un sistema de trasplante de órganos con ética global. Ese legado sobrevivirá mucho después de que el Partido Comunista Chino sea un lejano recuerdo amargo", escribió Matas.
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