En su discurso de apertura ante el Comité Social, Humanitario y Cultural de la Asamblea General de la ONU, el recientemente nombrado Informante Especial sobre la libertad de religión o de creencia, Heiner Bielefeldt, demostró con valentía que no iba a ignorar a China, miembro permanente del Consejo de Seguridad como violador crónico de la libertad religiosa.
Heiner Bielefeldt |
Bielefldt habló a la Junta General en Nueva York, el jueves 21 de octubre. En una declaración de las Naciones Unidas traducida del francés, es citado, diciendo que los miembros de sistemas religiosos o de creencias, en ciertos países, son reconocidos sólo en las "listas de religiones particulares", dejando a los seguidores de otras religiones o sistemas de creencias "frente a los problemas".
Las pequeñas comunidades tales como los Testigos de Jehova, los bahaíes, Ahmadi, Falun Gong, y otras, son a veces estigmatizadas como "sectas" y a menudo enfrentadas a prejuicios que llegan a convertirse en teorías de conspiración cuando hablan, "según dijo el comunicado".
Asma Jahangir, la informante anterior, había identificado la persecución de Falun Gong por el régimen chino como a una religión o creencia. La declaración de Bielefeldt marca la primera vez en que el concepto ha sido abiertamente declarado en la Asamblea General.
Nada de esto ha escapado a la delegación china. El representante del régimen chino dijo que el estado chino había identificado a Falun Gong como una "secta" y era justificable su deseo de castigar y, según Reuters, "erradicar" al grupo.
El representante de China estaba en la oficina, la que no ha cambiado desde mediados de 1999, cuando el régimen chino lanzó su persecución contra Falun Gong, una antigua práctica de meditación que se popularizó en la década de 1990, atrayendo entre 70 y 100 millones de practicantes en unos 7 años, según estimaciones del propio régimen. Un análisis del distrito dice que cuando el número de practicantes de Falun Gong superó el número de miembros del Partido Comunista Chino (PCCh), el entonces dictador, Jiang Zemin, se sintió amenazado por el gran número de practicantes.
Otro análisis dice que: "El partido vanguardista ateo no pudo aceptar el hecho que después de más de 40 años de adoctrinamiento marxista tanta gente, incluidos los miembros del Partido Comunista, fueran a buscar en otra parte una guía moral y espiritual"; escribe el Grupo de los Derechos Humanos de Falun Gong en su publicación "Falun Gong, Humanity Last Stand".
En un anuncio para justificar la persecución a la popular práctica, según un reportaje de Washington Post del 9 de noviembre de 1999, en octubre de ese año, Jiang "ordenó que Falun Gong fuera calificado como "secta" y pidió la promulgación de una ley que prohibiera los cultos. Es así como la norma para la línea de propaganda del PCCh calificando a Falun Gong de culto perverso, había comenzado.
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